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Nombres, apodos y diminutivos

por María Dolores Macal Ulua
Nombres, apodos y diminutivos

Todos le hemos cambiado el nombre alguna vez a nuestros familiares, amigos y compañeros de escuela o trabajo. Muchas veces les ponemos apodos y, otras, simplemente recurrimos a la forma cariñosa de su nombre de pila, que, a diferencia de los primeros, son de uso común. Como Poncho a Alfonso o Moncho a Ramón.

Estos nombres cariñosos son conocidos como hipocorísticos, término que, desde su origen etimológico —del griego υποκοριστικος /ypokoristikós/, «acariciador»—, muestra su concepción de tersura y halago. En muchos casos se constituyen a partir del diminutivo del nombre —Juan = Juanito; Perla = Perlita—; otras veces, se forman a partir de los apócopes, mediante la supresión de las últimas sílabas —Modesta = Mode; Federico = Fede—, o de la aféresis, eliminando el principio del nombre —Lorenzo = Enzo; Fermina = Mina—, como se hace regularmente en España, donde también es usual recurrir a las terminaciones -ón, para los nombres masculinos —Antonio = Antón; Manuel =Manuelón—, y -uja o -uca, para los femeninos —María = Maruja; Pilar = Pilaruca—. También tomamos prestados nombres de otras lenguas —como del inglés: Dany = Daniel o Daysi = Margarita— para «acariciar» verbalmente a alguien, o solemos recortarlos y agregarles una y final —Leticia = Lety;Gabriela = Gaby; Patricia = Paty.

Pero los hipocorísticos no son exclusivos de esta lengua, pues prácticamente todas los usan; por ejemplo, en inglés les dicen Bill a los William o Mickey y Mike a los Michael; en francés a los Pierre les dicen Pierrot y Sacha a los Alexandre.

Y es que, además de su sentido afectivo, los hipocorísticos obedecen a la necesidad de simplificación que tiene el hablante —ley del menor esfuerzo— y algunos llegan a independizarse tanto del nombre original que se deslindan de la connotación afectuosa que los originó —Margarita = Rita, donde el segundo se convirtió en nombre propio.

En México tenemos muchos casos de hipocorísticos, pues, como en ningún otro país, recurrimos a la cordialidad más que a la cortesía para parecer más amables, más cálidos y menos severos en nuestras peticiones. Y no es de extrañar que, de entre todos ellos, abunden los que llevan la letra ch—Ramón = Moncho; Alfonso = Poncho; Concepción = Concha;Alicia = Licha—, o que, cuando el nombre es corto y no se presta a más recortes, le agreguemos la terminación -iux—Karla = Karliux; Sandra = Sandriux.

He aquí una muestra de ello, aunque, habría que tomar en cuenta lo que nos dice Margarito Ledesma: «Hasta hoy, después de tantos años de conocerlo, y eso por una mera casualidad, vine a saber que ese señor que siempre he conocido como Don Paco se llama Francisco. Yo no sé de dónde saca la gente esos modos y esas mañas de andar cambiando los nombres nomás a ojo. ¡Don Paco! ¡Don Paco! ¿Quién iba a adivinar que se llamaba Francisco? Santo y muy bueno que a las que se llaman Jesús les digan Chuchas o Chutas; a las Refugios, Cucas; a las Josefinas, Pepitas; a las Mercedes, Meches; a las Manuelas, Memes; a las Cármenes, Mimís; a los Enriques, Totos; a los Josemarías, Chemas, y así por el estilo, porque todo eso está muy clarito; pero, ¿en qué cabeza cabe decirle Paco a uno que se llama Francisco? ¡La verdad que se necesita estar dejado de la mano de Dios para hacer eso! En fin, más vale callarse y no decir nada».1

Algunos hipocorísticos masculinos

Adolfo- Fito
Alejandro- Ale, Alejo, Álex
Antonio- Tony, Toño
Carlos- Car, Carlangas, Charly
Cecilio- Chilo
Dionisio- Nicho
Eduardo- Lalo
Encarnación- Chon
Enrique- Henry, Quique
Ernesto- Neto
Fernando- Fer, Fercho, Ferruco, Nando
Francisco- Curro, Frankie, Paco, Pancho, Quico
Gonzalo- Chalo
Gregorio- Goyo
Guillermo- Guille, Memín, Min, Memo
Ignacio- Nacho, Iñaki
Isidro- Chiro, Isi
Jesús- Chucho, Chuy
Jorge- Coque
José- José, Pepe, Pepín, Pepino, Pepinillo, Pepito
José Antonio- Pepeto, Pepetoño
Juan José- Juanjo
Leopoldo- Leo, Polito, Polo
Lorenzo- Lencho
Luis- Güicho, Huicho
Manuel- Lolo, Malo, Manolete, Manolo, Manu, Manuelón, Manny
Mario- May, Mayo, Mayín, Mayito
Miguel Ángel- Male, Malele
Narciso- Chicho
Ramón- Mon, Monchis, Moncho
Refugio- Cuco
Ricardo- Richard, Richi, Richo, Ricky
Roberto- Beto, Bob
Rodrigo- Rodri, Roy
Rosalío- Chalío
Salvador- Chava, Savi
Santiago- James, Santi, Yago
Sebastián- Sebas, Chebs
Sergio- Checo
Tomás- Tom, Tommy
Valentín- Titín, Vale, Valen
Vicente- Chente

Algunos hipocorísticos femeninos

Agustina- Tina, Tinita
Alicia- Ali, Licha
Antonia- Antonieta, Toña, Toñeta
Araceli- Cheli, Chelina
Aurora- Bora, Rorra
Carmen- Carmela, Carmenchu, Carmina, Menchu
Concepción- Concha, Conchis, Conchita
Consuelo- Chelo
Cristina- Chris, Cris, Crista, Cristin, Tina
Dolores- Dolly, Lola, Loli
Elizabeth- Bess, Bessy, Beth, Eli, Liz, Lizzy, Netty
Encarnación- Chona, Encarna, Encarni, Nita
Éricka- Kika
Esperanza- Espe, Lancha, Pelancha, Zita
Francisca- Fanny, Francina, Francis, Paquita
Graciela- Chela
Guadalupe- Lupana, Lupe, Lupita, Pita
Inés- Sita
Inocencia- Chencha
Isabel- Bel, Bela, Chabela, Chabeli, Isa
Josefina- Chepina, Fina, Jose, Sefi
Lidia- Lili, Lilicha
Lorenza- Lencha
Lourdes- Lulú
Magdalena- Magda, Magos, Malena
Marcela- Chela, Marce
Margarita- Daisy, Maggie, Marga, Márgara
María- Mari, Mariana, Marichu, Mariona, Maruca, Maruja, May
Mercedes- Meche
Pilar- Pila, Pilarica, Pilaruca, Pileta, Pili, Pilo, Pilos, Pilote
Refugio- Cuca
Rocío- Chío
Rosa- Ros, Rosita, Rosy
Rosario- Charito, Chayo, Rosa
Silvia- Chiva, Chivis
Socorro- Coco
Sofía- Chofis, Chopi, Sofi
Soledad- Chole
Victoria- Vicki, Totoya, Toya, Toyis
Yolanda- Yola, Yolis

1 Margarito Ledesma, Poesías, México, 1990; p. 198.

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