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¿Nani? ¡Es el anime!

Un breve recorrido por el universo de la animación nipona.

Sigamos cantando: «¡Cha-La-Head-Cha-La!», «Siempre la verdad vencerá a todo el mal y, si tú quieres ser un guerrero, vencerás…», «Por favor, Ranma, di que sí y te entregaré mi corazón…», «¡Es hora de-de-de-de-de-de-de-de-de-del duelo!»…
Candy Candy

Candy Candy

De Japón para el mundo

Si usted sabe qué es el «ojito Remi», quién decía «¡Oh, Terry!» o le suena la frase «¡puños fuera!», temo informarle que alguna vez ha visto estas caricaturas «de monitos». La palabra «anime» —pronunciada /ánime/ o /animé/—, denomina a la animación procedente de Japón, popularizada a mediados de los años 80. Se desconoce si su origen deriva de la palabra inglesa animation, que pasó al japonés como animeshōn y posteriormente fue abreviada, o del francés dessin animé —‘dibujo animado’.
Como el manga, surgió de la mezcla de la cultura occidental y la japonesa: las primeras técnicas de animación realizadas
en la Europa de 1908 fueron combinadas con tradiciones niponas muy antiguas, como el Kamishibai; sin embargo, todavía alejado de esas influencias, un año antes ya había visto la luz Katsudō Shashin, con duración de tres segundos. Para 1917 los «padres del anime» presentaron los primeros filmes silentes: Imokawa Mokuzō Genkanban no MakiMokuzou Imokawa y el guardián de la entrada— dirigida por Ōten Shimokawa y producido por la compañía Tenkatsu; Namakura GatanaHekonai Hanawa y su nueva espada—, por Jun’ichi Kōuchi y la Kobayashi Shokai; y Saru Kani GassenLa batalla del mono y el cangrejo— , por Seitaro Kitayama.

Omae wa mou, shindeiru

Durante la II Guerra Mundial, el gobierno japonés propuso inculcar un fuerte nacionalismo y utilizó al anime para dicha finalidad. Kenzō Mazaoka y Mitsuyo Seo —de la llamada segunda generación de animadores—, se encargaron de producir los primeros anime con sonido: Chikara to Onna no Yo no NakaEl mundo del poder y de la mujer— (1933), de Mazaoka, y Momotarō-Umi no ShinpeiMomotarou, dios de las olas— (1944), de Seo, cuya trama recreó el bombardeo a Pearl Harbor.
Astroboy


Una vez finalizada la guerra, en 1948 se fundó la «Disney oriental»: Toei Doga —renombrada como «Toei Animation»— que estrenó el primer anime a color: HakujadenLa leyenda de la serpiente blanca— (1958). Aunado a esto, el «dios del manga», Osamu Tezuka, vio tantas veces la película Taro Durazno, el guerrero divino de los mares (1945) que fundó la compañía Mushi Productions, de donde salió la serie Astroboy (1963); Toei igualó la situación estrenando Ōkami Shōnen KenKen, el niño lobo— (1965), que fueron las primeras en llegar a México a principios de los años 70. Asimismo, gracias a los avances tecnológicos, las técnicas tradicionales de producción fueron evolucionando y pasaron del ukiyo-e al celuloide típico de las películas hollywoodenses, hasta lo digital.
La serie de anime más longeva es Sazae-san, basada en el manga homónimo de Machiko Hasegawa. Se estrenó el 5 de octubre de 1969 y con sus 7 500 episodios, ¡sigue emitiendo nuevos!

Tomo una fritura y, ¡me la como!

Cuando un manga es muy famoso su adaptación a anime es casi inminente: Meteoro (1967), Candy Candy (1976), Neon Genesis Evangelion (1995), Death Note (2006) y un larguísimo etcétera. Tan es así, que es común que los estudios, al querer acelerar el proceso de animación, terminan por alcanzar al manga —si es que éste aún no culmina—; tal situación provoca que se produzcan los infames episodios «de relleno» que inevitablemente afectan al anime —como One Piece (1999)— o que de plano se cancele—como Bleach (2004).
Por otro lado, hay anime basados en novelas occidentales, como Heidi (1974) o El Jardín Secreto (1991); en videojuegos —Pokémon (1997), Sonic X (2003)—; o bien, con historias originales —como Capitán Centella (1972), ¡Hola, Sandybell! (1981), Bakugan (2007)—. Igualmente se ha aprovechado el estilo clásico del anime para caricaturas occidentales como Los Jóvenes Titanes (2003) o Wolverine (2011). Inclusive a la propia franquicia de Super Sentai (1975) —los Power Rangers para el resto del mundo— se le llegó a considerar como anime en live-action debido a sus expresiones y secuencias de acción.

Akira

Con la llegada de Internet, el anime fue aún más visto y de forma gratuita, lo que ocasionó enormes pérdidas para las compañías niponas. La solución más reciente son los servicios de streaming como Netflix o Crunchyroll, pues no sólo almacenan anime de antaño y en alta calidad, sino que ofrecen aquéllos que en sus inicios no cruzaron las fronteras como Sword Art Online (2012) o Attack on Titan (2013); además, producen nuevas adaptaciones e historias como Knights of Sidonia (2014) o godzilla: El planeta de los monstruos (2017).

¡Kame-Hame-Haaaaa!

Si usted es un asiduo espectador sabrá que anime que se respeta vive, respira y conserva una serie de características que a veces caen en el cliché. Si bien, los estilos y las técnicas de animación son muy variadas, como las del sublime Studio Ghibli, tanto series como películas tienden a repetir algunos rasgos, sin importar el género o el público al que vayan dirigidas. Para entenderlo mejor, ubiquemos algunos que comúnmente suelen estar presentes:
˞˞ Los personajes tienen ojos enormes y de colores innaturales, cabelleras de formas y tamaños extravagantes, cavidades bucales de tamaño exagerado, extremidades largas, muy delgadas o muy cortas y, en muchos casos, cuerpos esculturales con atributos sexuales que desafían
las leyes de la física.
˞˞ El paisaje o el lugar donde la historia se desarrolla, se diseña tan definidamente que da una sensación de realismo, sea una noche en la ciudad o mediodía en una jungla.
˞˞ La comida tradicional japonesa —y también la de otros lares— se representa de tal manera que al espectador se le antoje: el brillo, la textura, la temperatura y hasta el «sabor» deben «sentirse» en el primer momento en que los platillos entran a escena.

Además de su estilo único, el éxito del anime en Latinoamérica se debió en gran medida a los actores de doblaje y la libertad de la tropicalización en los diálogos
˞˞ Los arquetipos tienden a repetirse según el género que se trate, por ejemplo, la mayoría de los shōnen tienen un protagonista de actitud alegre con un pasado oscuro,medio sonso y que ingiere cantidades inhumanas de comida. Su seiyū generalmente es una mujer —si es que en su historia empieza desde niño.

¡Yamete kudasai!

Sin lugar a dudas, el universo del anime está lleno de temas, colores y sabores de todo lo que se pueda imaginar. Esta industria ha regalado verdaderas obras de arte —como Akira (1988)— y también ha moldeado generaciones enteras. Justo es ahí donde la industria parece enfocarse en estos días —como Hollywood—, y produce continuaciones de anime que ya habían finalizado, con todo y sus voces originales de doblaje mexicano, para darnos directito en la nostalgia, como Sakura Card Captor (1998). Con convenciones, otakus, películas estrenadas en el cine simultáneamente con Japón, parece ser que el mercado latinoamericano ya le hizo notar su fertilidad al anime, ¡sugē!

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