En 1943 un hombre llegó a Chicago, con poco dinero en su bolsillo, sin saber que cambiaría el curso del blues para siempre. Su única convicción era alcanzar la fama a través de lo que más amaba: la música.
A los 27 años, Muddy Waters ya había tocado blues en fiestas campiranas, así como en las calles de Clarksdale, en Misisipi, durante casi trece años. Quienes lo escuchaban en sus inicios musicales, algunos testimonios lo aseguran, jamás se imaginaban que en un futuro esos acordes moverían al mundo entero.
Por eso, lo mejor será conocer la genialidad de este emblemático guitarrista a través de sus canciones.
Mannish Boy
«Now, when I was a young boy
At the age of five
My mother said I was gonna be
The greatest man alive»
Su nombre era McKinley Morganfield. Nació el 4 abril de 1915 en Rolling Forks, una pequeña ciudad del estado de Misisipi. Después de que su madre falleció, su padre lo dejó al cuidado de su abuela, con quien vivió toda su infancia. A ella le debe su apodo, ya que le encantaba jugar y ensuciarse en el fango, y su abuela en alguna ocasión decidió regañarlo llamándolo: «muddy waters», que en español significa: ‘agua fangosa’.
De muy joven dejó la escuela y empezó a trabajar en los plantíos de algodón de Clarksdale, muy cerca de donde vivía.
Aprendió a tocar la armónica a los nueve años, al poco tiempo se instruyó en la guitarra con la ayuda de su vecino —Eddie «Son» House—, y no tardó más en explotar su talento mostrándolo a sus compañeros en las plantaciones, para recibir su reconocimiento e impulsar desde ahí su carrera.
Muddy Waters’ Band
La fama que adquirió en Misisipi desafortunadamente no llegó hasta Chicago, así que cuando decidió mudarse allí, Muddy tuvo que trabajar en una fábrica de papel y tocar en pequeñas fiestas de los trabajadores; lo cual le ayudó porque así pudo comprarse su primera guitarra eléctrica.
Tras una audición para la empresa Chess Records, finalmente tuvo la oportunidad de ir a un estudio. En 1948 grabó «I Can’t Be Satisfied» y «Feel Like Going Home». El álbum se vendió en pocas horas, y así su carrera como músico de blues despegó.
Para 1951, Muddy Waters formó una banda con Jimmy Rogers en la guitarra, Fred Below en la batería, Willie Dixon en el bajo, Little Walter en la harmónica y Otis Spann en el piano. Durante el resto de la década de los años 40, la banda grabó clásicos del blues como «Long Distance Call», «I’m Your Hootchie Cootchie Man», «Rollin’ Stone», «Got My Mojo Working», «Mannish Boy», entre otras más.
Diez años después de haber llegado a la ciudad, Muddy Waters llegó a ser «el rey de Chicago».
Pero su impacto aún no llegaba a otras partes de EE.UU. y mucho menos a otros países, hasta que sacó su álbum The Best of Muddy Waters, una colección que lo dio a conocer por todo el mundo.
«Well honey ain’t no way in the world could we be satisfied»
Dos conciertos significaron el siguiente peldaño en la carrera de Muddy Waters. El primero fue en Inglaterra, cuando la banda estremeció a los espectadores con su música enérgica y citadina. El segundo fue en el Newport Folk Festival, en Rhode Island, EE.UU., día en el que Muddy Waters demostró ser el decano del blues eléctrico.
Su fama nunca fue satisfecha pues junto a Johnny Winter, Muddy Waters ganó el premio Grammy por el álbum Hard Again en 1977. A mediados de la década tocó para el presidente Jimmy Carter, en 1980 entró al Salón de la Fama y siete años después al Salón de la Fama del Rock’n Roll, reconocimiento que no pudo ver en vida pues el 30 de abril de 1983 falleció en el estado de Illinois.
«Well, my mother told my father, just before I was born,
I got a boy child’s comin’, He’s gonna be a rollin’ stone.»
La gran influencia que tuvo Muddy Waters en la música no tardó en reflejarse en bandas como The Rolling Stones —cuyo nombre fue inspirado por dos de sus canciones «Mannish Boy» y «Rollin’ Stone»— o The Animals, y músicos como Eric Clapton, Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughan y muchos más.
Además de influir en la música, una revista estadounidense también lleva el nombre de una de sus canciones, y Martin Scorsese le dedicó un capítulo dentro de su serie de televisión The Blues, de 2003, en el cual relata la historia de este género musical.
El legado de Muddy Waters en la música es innegable. Fue el puente más importante entre el blues campirano autóctono de Misisipi y el sofisticado sonido urbano de la ciudad de Chicago. Su sueño se volvió realidad, logró llevar su música a todo el mundo, sin pensar que lo cambiaría completamente.