Me encanta la palabra monstruo que como usted, querido lector, se enterará en la sección «De dónde viene» de esta Algarabía 170, viene del latín monstrum, a través de una forma vulgar monstruum. Los etimólogos confirman que deriva del verbo monere, que significa ‘advertir’, ya que un monstruo era un «aviso», una «advertencia» que las fuerzas sobrenaturales enviaban al mundo.
Originariamente, la palabra se utilizaba para referirse a un portento de la naturaleza, muy especialmente a un ser deforme. De ello da testimonio Sebastián de Covarrubias en el Tesoro de la lengua castellana en 1605:
MONSTRO, es cualquier parto contra la regla y orden natural, como nacer el hombre con dos cabeças, quatro brazos, y quatro piernas; como aconteció en el condado de Urgel, en un lugar dicho Cerbera, el año 1343, que nació un niño con dos cabeças, y quatro pies. Los padres y los demás que estavan presentes a su nacimiento, pensando supersticiosamente pronosticar algún gran mal, y que con su muerte se evitaría le enterraron vivo. Sus padres fueron castigados como parricidas, y los demás con ellos.
Por eso hemos dedicado este número peliagudo y horripilante a esas maravillosas criaturas de las que hay de chile, de dulce y de manteca: desde los zombies, que entraron en el imaginario colectivo en los años 50 del siglo pasado —y por los que hoy día sabemos de algunos hongos y parásitos que pueden «zombilizar»—; a los monstruos clásicos del cine, más específicamente de la Universal: Drácula, la momia, la criatura de la laguna negra y, obviamente, Frankenstein y su novia, que se basan en el Moderno Prometeo creado por la gran Mary Shelley en 1818, de cuya trágica vida también hablamos largamente.
Pero ahí no se queda la cosa, porque en cuestión de monstruos temibles quiénes más que los piojos, ésos que se meten en los pelos pachones y chupan sangre como vampiros microscópicos; o los anormales que solían salir en the Twilight Zone; o, más aún, la diabetes, de la cual hablamos de paso al investigar QUÉ ONDA CON… la insulina.
En otros avatares también le contamos la historia del dedal, y de Júpiter y sus lunas; le platicamos quién fue Manolo Fábregas; cuáles son los platillos típicos del Día de Muertos; cómo fue que Orwell imaginó una lengua de poder y sometimiento llamada newspeak, en su 1984; para terminar con dónde se encuentra la Alameda del Sur en la cdmx.
Lo dejo, pues, en compañía de esos monstruosos artículos pa’ que lo pase bien.
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