Además de los cinco sentidos —vista, oído, gusto, olfato y tacto— que describió Aristóteles, la ciencia médica ha reconocido al menos otros cuatro: termocepción, sentido del aumento o disminución del calor en la piel; equilibriocepción, sentido del equilibrio determinado por las cavidades del oído interno; nocicepción, percepción del dolor en la piel, las articulaciones y los órganos internos —salvo el cerebro, que carece de receptores de dolor—, y propiocepción—o conciencia corporal—, la sensación de saber dónde se encuentra cada parte del cuerpo sin necesidad de verla o palparla.
Algunos neurólogos han propuesto que los sentidos podrían sumar hasta 21, entre los que se contarían: la sensación del hambre, de la saciedad, de la sed, la percepción de la electricidad, la sensación de peligro inminente, el sentido de la profundidad, del significado e, incluso, del lenguaje.