Se cree que son cintas ilegales que muestran el asesinato real de un ser humano con la única finalidad de comercializarse en el mercado negro. Lo cierto es que nadie ha logrado encontrar una auténtica película snuff.
A pesar de que la palabra snuff significa ‘respirar’, se cree que una de sus raíces viene del inglés antiguo snithan, ‘masacrar, desmembrar’. Su uso para definir el acto de asesinar, data de 1916, en el libro Tarzán and the Jewels of Opar, de Edgar Rice Burroughs.
El mito surgió en 1971 durante los juicios a Charles Manson y sus seguidores; en su libro La Familia, Ed Sanders habla de supuestas grabaciones de las víctimas siendo torturadas y asesinadas; pero éstas nunca se encontraron.
Las primeras dos películas japonesas de la serie Guinea Pig (1985) fueron tan reales en sus escenas de tortura y ejecución, que el FBI citó a los realizadores japoneses para demostrar que las personas filmadas seguían vivas. Posteriormente, cintas como Tesis (1996) y 8mm (1999) difundieron la leyenda de forma masiva en Occidente.
Los videos que muestran asesinatos, muertes accidentales o ejecuciones no califican como snuff, pues el contexto de la perpetración de un asesinato y tortura a detalle para su comercio ilegal es indispensable.
En 2008 la cinta Snuff: A Documentary About Killing on Camera, recopiló entrevistas a agentes del FBI, expertos en cine y sociólogos. Según las investigaciones —iniciadas hace más de 30 años—, no existen pruebas registradas de algún video snuff auténtico… hasta ahora.