Aunque como argumento de venta ha sido muy exitoso, lo cierto es que los pinos naturales que se comercializan son sembrados ex profeso para venderse en la época navideña.
Tan sólo en los EE.UU., se siembran 500 millones de pinos navideños cada año, y en México se destinan 1750 hectáreas para su cultivo.
Sin embargo, el verdadero inconveniente de tener uno de estos pinos naturales radica en que, conforme se va secando, aumentan las posibilidades de que un cortocircuito en las series luminosas provoque un incendio.
Por otro lado, la gente que compra arbolitos artificiales pensando que «con ello salva un árbol», ¿ha meditado en que ese «árbol» viene en una caja de cartón fabricada con celulosa que provino de árboles verdaderos?
Y si a eso añadimos que la gente cambia su «modelo» en promedio cada cinco años, y el anterior termina en la basura… ¿dónde quedó el esmero por cuidar el ambiente?
¡Qué bonita es la Navidad! Los Santaclones (sic) nos invaden acompañados de renos, nieve y osos polares, y hasta en este país de temperatura más tropical hay que ir esquivando a los muñecos blancos con bufanda, los trineos y los duendes.
Por eso, en Algarabía hemos hecho «de tripas corazón» y nos hemos preparado para celebrar una navidad atípica, con temas que están en el radar de temporada, pero de los que sólo aquí escribimos de la manera que nadie más sabe hacer. Síguenos para más.
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