Reconocida principalmente por la ligereza de su moral y la brevedad de su falda, una meretriz es, hoy en día y desde de la época cristiana, aquella mujer dedicada a conceder sudores y temblores —popularmente sospechados nocturnos, aunque en realidad ella no encuentre inconveniente en desempeñarse a plena luz— a cambio de algunos ejemplares de ese favorecedor papel del que están hechos los billetes.
Y es que quizá no lo sepas, querido lector, pero el término meretriz proviene del latín merĕtrix, que significa «la que se gana la vida por sí misma», etimología que alude más estrictamente a la mujer que se casa con un hombre por interés económico o social, aun cuando nunca se ha usado con esta implicación.
Al parecer, en la época del Imperio Romano, meretriz se utilizaba para designar a aquella soltera —sin vocación de prostituta, o sea, sin pretensión de cobrar— que ejercía este oficio de manera temporal o ingresaba en los templos ya fuera para aprender las delicias de la lascivia y brindárselas a su marido en ciernes o por puritito placer y liviandad moral, sin que hubiese una obligada retribución financiera.
Así pues, las meretrices eran en realidad amateurs de la diversión carnal y de los arrebatos de la entrepierna, lo que daría pie más adelante al surgimiento de numerosos prostíbulos que ofertaban los favores de mujeres «no profesionales» y aportaría elementos para la tergiversación del término.
Así pues, con la llegada del cristianismo y su nueva moral sexual, meretriz se convirtió en sinónimo de prostituta, uso que le seguimos dando hasta nuestros días, si bien en esta época, de dobles morales y conductas «políticamente correctas», algunos suelen llamarlas, de manera eufemística —para barnizar lo irritable que su ocupación les resulta—, «sexoservidoras» o «trabajadoras sexuales». Aunque quizá esos mismos, igual que todos los demás, en corto y entre nos, las llamen de otro modo.
Compartir en:
Twitter
Facebook
LinkedIn
Email
Deja tu comentario
Suscríbete al Newsletter de la revista Algarabía para estar al tanto de las noticias y opiniones, además de la radio, TV, el cine y la tienda.