Quizá te es difícil imaginar que en algún momento de la historia, las niñas tenían prohibido estudiar, pues la escuela era sólo para hombres. Por fortuna, tras largas luchas de mujeres que se atrevieron hacer lo que no tenían permitido —tal como lo hizo Matilde Montoya—, eso quedó enterrado en el pasado.
Siempre el mismo objetivo: saber más
Matilde Montoya Lafragua nació en la Ciudad de México el 14 de marzo de 1859; desde pequeña tuvo fascinación por los libros y por aprender lo que estuviera a su alcance. ¡Claro!, sus padres, Soledad y José María, siempre la apoyaron para cumplir todo lo que se propusiera.
Cuando cumplió 16 años, terminó sus estudios en la Escuela de Parteras y Obstetras, se mudó a la ciudad de Puebla y su primer trabajo fue ayudar a los médicos durante cirugías muy complicadas. Gracias a su dedicación, rápidamente se ganó la confianza de muchas pacientes, quienes se sentían más seguras cuando una mujer atendía sus partos y trataba sus enfermedades.
Hombres necios
Matilde tuvo tanto éxito que generó envidia en muchos médicos: la mayoría la atacó por ser mujer y, además, la presionó para que abandonara su profesión. Sin embargo, ella no se dio por vencida, ¡al contrario!, se llenó de coraje y solicitó su inscripción en la Escuela Nacional de Medicina en la Ciudad de México. Tras un par de intentos, logró ingresar en 1882.
A pesar de haberlo logrado, los hombres continuaron saboteándola ¡sólo por ser mujer! La acusaron de «peligrosa» e inventaron los rumores más atroces. De hecho, cuando escribió su tesis, le negaron su examen profesional porque el reglamento de la Escuela Nacional de Medicina sólo hablaba de «alumnos» y no de «alumnas».
El mismo presidente de la República, Porfirio Díaz, tuvo que intervenir, y emitió una orden que exigía que Matilde presentara su examen; fue algo tan importante, que al final el general asistió con su esposa Carmelita; en 1887 en México se recibió la primera médica cirujana.
Además líder, heroína
Matilde también fue una importante líder y formó parte de numerosas asociaciones feministas, en una época en la que la sociedad reprobaba cualquier actividad que las mujeres hicieran fuera del hogar. Fue una brillante mujer que, a pesar de los prejuicios de la época, se convirtió en la primera médica mexicana. Tuvo que enfrentar grandes obstáculos y burlas de parte de otros médicos, pero gracias a su increíble tenacidad, se hizo de un lugar en la historia.