Más negro que la noche es este número de Algarabía. Negro muy negro, un número que reúne lo ominoso, lo bizarro, lo inusual, lo exótico, lo raro, lo feo, lo desconocido, lo que no oímos todos los días. Pero no se trata de monstruos, ni de fantasmas, ni de ovnis, sino de temas que siempre se dejan a un lado, ésos escabrosos en los que preferimos no ahondar, entre olvidados y prohibidos que, sin embargo, son parte de lo humano y, obviamente, a nosotros, nada de lo humano nos es ajeno.
Empezamos con Francis Bacon y sus retratos desacomodados que causan incomodidad, de ahí seguimos con un mapa de los Estados fascistas de Europa y un interesante infográfico de la millonaria industria de los zombies, así como una anécdota sobre el arrullo de un bebé que le pondrá los pelos de punta. Continuamos con el ancestral origen de la palabra gótico —hoy tan de moda— y con el por qué cuando éramos chiquitos nos prohibían jugar a la ouija.
Haremos un recorrido por la realmente ominosa Isla
de las Muñecas en Xochimilco, por el origen de la esvástica —ese símbolo que tan mala fama ganó con los nazis— y por la historia de las armas de fuego. Después visitaremos a don Sigmund Freud unos pocos años antes de su muerte y al famoso fotógrafo mexicano de nota roja: Enrique Metinides.
También en este número podrá degustar usted, querido lector, el sabor de la carne humana; saber qué onda
con la brujería mexicana; entender qué pintaba Pieter Bruegel; qué se siente amar a una fea; de qué se trata el horror en la literatura; a qué nos referimos cuando usamos el verbo venadear o las palabras gore, dark,
emo, amok y lo más oscuro de lo obscuro, para terminar entendiendo —¡por fin!— si los seres humanos somos natural o intrínsecamente buenos o malos, de acuerdo con Philip Zimbardo.
Un número sin duda fuera de lo común, pero interesante, muy interesante, como todo lo que hace Algarabía.
