Johann Baptist Strauss I (1804-1849)
Se trata de la pieza más célebre del padre de la dinastía Strauss, que ejecuta cada año la Orquesta Filarmónica de Viena al final del Concierto de Año Nuevo. En 1941 se organizó el primer concierto con este nombre, dirigido por Clemens Krauss. Desde entonces se ha llevado a cabo cada año y actualmente es el concierto más visto del mundo, ya que se transmite en más de 80 naciones.
El Concierto de Año Nuevo se celebra en la sala dorada de la Musikverein de Viena, Austria, adornada con las flores que obsequia la ciudad de San Remo, Italia. La bonita tradición que se ha conservado y fortalecido con los años es que, al empezar el redoble de la Marcha Radetsky, el director voltea hacia el público y lo dirige, indicándole que aplauda al compás de la música.
Desde 1987, cuando el gran Herbert von Karajan dirigió el concierto, se estableció que cada año hubiera un director invitado, así que por la Musikverein han desfilado celebridades como Zubin Mehta, Daniel Barenboim y Seiji Ozawa. Quien mantiene el récord por más conciertos dirigidos es Willi Boskovsky, con 25 ocasiones —de 1955 a 1979.
Ejecutada por primera vez el 31 de agosto de 1848, la Marcha Radetzky es una pieza simbólica del nacionalismo austriaco; fue compuesta en honor del mariscal de campo y conde Joseph Wenzel Radetzky, quien mantuvo el poderío militar de Austria en el norte de Italia durante la revolución de 1848.
A pesar de ser una marcha militar, el tono de la melodía es alegre y festivo, ideal para culminar el Concierto de Año Nuevo, cuyo repertorio consiste en diversas melodías compuestas por los Strauss. Para quien quiera presenciar este histórico concierto, el precio de las entradas alcanza los mil euros —y hay una larga fila de espera—. Claro que si no le llega al precio, puede ser parte de los mil millones de personas que lo disfrutan desde la comodidad de sus hogares «en tiempo real».