Aunque suene cursi hemos llenado este número de cosas maternales, desde todos los puntos de vista —tanto los buenos como los malos—, empezando por la icónica película de «Doña Naborita» y su hijo «Gordolfo Gelatino», y terminando con Medea, la que por amor mató a sus hijos.
Y así vamos repasando las apariciones «oficiales» de la Virgen María —que son más de las que usted, querido lector, se imagina—; también le platicamos de la Picalica, ese artefacto tan utilizado por las mamás, junto con el origen infantil de
los pedantes. En esta Algarabía le contamos sobre el tiempo de gestación de los otros animales, la vida de Elvia Carrillo Puerto, y la semblanza y filmografía de doña Sara García, la «abuelita de México».
Entre las palabrotas tenemos varias muy empingorotadas, tales como: «dar a luz», «preñada», «alumbrar», «parir» y hasta «aliviarse», acompañadas de un extracto del Madrenario y todas las expresiones «con madre»; también traemos una investigación sobre la polémica gestación subrogada; otra sobre el advenimiento de la píldora anticonceptiva y una más sobre los antinatalistas —una organización a la que creo que me voy a unir pronto—. Hasta cerrar con broche de oro con una anécdota de mi hermano Fernando, en la que cuenta cómo mi tía Isa usaba la permanencia voluntaria del cine como guardería.
Pero eso no es todo, Algarabía 176 también presenta al gran Aldous Huxley, y sus puertas de la percepción; y al gran arquitecto Félix Candela y algunas de sus obras más importantes; además le contamos el origen de algunos licores inventados en los monasterios por algunos iluminados, y echamos abajo el mito de que las jirafas tienen más vértebras y que por eso sus cuellos son tan largos. ¿Alguna vez se ha preguntado sobre el significado de las banderas marítimas?, pues aquí se los explicamos; también mencionamos a las ciudades con más tránsito en el mundo, describimos el peculiar escritorio de Slothrop, de la novela El arcoíris de la gravedad, de Thomas Pynchon; y por último, pero no menos importante, le platicamos por qué el Canal de Panamá fue un sueño romántico que se hizo realidad.
Lo dejo, pues, en buenas manos, que no serán las de sus sagradas mamás, pero sí las de las letras de esta Algarabía.
María del Pilar Montes de Oca Sicilia