A lo largo de nuestra historia, la Luna se ha caracterizado por ser nuestra guía, la luz que ilumina nuestros senderos más oscuros y la fuente de nuestra inspiración. Sin embargo, poco es lo que sabemos sobre ella… ¿tiene luz propia? ¿tiene más de un color?, muchos son los misterios que la rodean. Una recomendación rápida antes de empezar, toma tus audífonos, abre tu app favorita de música, sube el volumen y reproduce el álbum “The Dark Side of the Moon” mientras lees este artículo.
¿Qué es la luna?
Comencemos por el principio, la Luna es el único satélite natural de la tierra. Representa el quinto satélite más grande del sistema solar, con un diámetro aproximado de 3476 kilómetros -interesante, ¿no?-. Aunque es un referente nocturno por su brillo, la luz que emana no proviene de ella, la vemos así iluminada porque refleja la luz del sol- como todos los planetas-.
Muchas culturas la han venerado como una deidad, por ejemplo: en la mitología griega, existía Selene, hija de los titanes Hiperión y Gea, representando a la deidad lunar para esta gran cultura. También tenemos, en la mitología mesopotámica al dios Sin, considerado protector de los pastores. Por otro lado, la cultura mexica tenía en su mitología a dos dioses de la luna -porque siempre queremos ser mejores en todo- en primera instancia, se encontraba Metztli, diosa de la Luna y por otra parte, se encontraba Tecciztecatl, quien pudo llegar a ser el Sol, pero decidió retroceder ante la prueba y se convirtió en la Luna.
¿Por qué se ve de colores?
Si la luna no emite ningún tipo de luz, ¿por qué a veces la vemos de diversos colores?. La razón de este fenómeno no es que la luna sea de queso o que se vaya a presentar el apocalipsis cuando ocurre la denominada “luna de sangre”. Este fenómeno realmente ocurre por el Sol y la dispersión de la luz que emana a través de los diversos componentes de la atmósfera, como: Hidrógeno, Oxígeno o Argón. Entonces, no es que la luna cambie de color cómo los ojos de Edward Cullen, simplemente es la dispersión y fragmentación de la luz solar en diversos colores, alcanzando a la luna en esas tonalidades.
El astofotógrafo Andrew McCarthy, por otro lado, nos ha demostrado que a pesar de que la Luna no tiene luz propia y que los colores que nos presenta son un reflejo de la luz solar, nuestro satélite si contiene algunos colores que el ojo humano, por su composición, no puede captar. A través de un trabajo de más de 150, 000 fotografías -y un poco de Photoshop- Andrew presentó una especie de mapa lunar con los colores que contiene debido a los minerales que la conforman.
Ahora que ya eres todo un Galileo, ¿Por qué no te despegas del celular unos segundos y sales a contemplar este maravilloso astro?