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Los visajes de un científico

Arthur Sasse, fotógrafo de la UPI, quizás nunca imaginó que sería el único en conseguir una de las imágenes más conocidas —y divertidas— de Albert Einstein aquella noche que éste celebraba su cumpleaños número 72.

Princeton Club, 14 de marzo de 1951.

Arthur Sasse, fotógrafo de la upi, quizás nunca imaginó que sería el único en conseguir una de las imágenes más conocidas —y divertidas— de Albert Einstein aquella noche que éste celebraba su cumpleaños número 72 entre colegas y amigos. Y, además, para pesar del científico alemán, también se encontraban ahí reunidos fotógrafos de todo el país que estaban cubriendo el evento.
Al terminar la velada, el doctor Frank Adeloytte, antiguo director de Estudios Avanzados y su esposa, se habían ofrecido para llevar a Albert a su casa. Fue entonces, al estar subiendo al vehículo, que Sasse le pidió «sólo una más». Al mismo tiempo, intentaba y esperaba que sonriera para la cámara, pero como el físico ya estaba verdaderamente cansado y harto de sonreír, pues lo había hecho toda la noche, lo único que atinó a hacer, después de haber gritado «¡Basta!» —sin que los fotógrafos le obedecieran—, fue sacar la lengua para arruinarles las tomas.
Obviamente, el resultado fue todo lo contrario. Sin embargo, sólo el ya mencionado Sasse había logrado disparar su cámara en el momento exacto.
Sus editores se encontraron en una encrucijada antes de publicar la foto en la International News Photos Network —Red de Fotografías de Noticias Internacionales— pues no sabían si sería apropiado. Finalmente lo hicieron y el resto es historia. La foto se volvió tan famosa que incluso el mismo Einstein pidió nueve copias para él. En la foto original también aparecían sus amigos, los Adeloytte, en el coche junto a él. El doctor los recortó para que quedara sólo su rostro y la usó para decorar tarjetas que después mandaba a sus amigos.
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Una de esas copias, con dedicatoria para el periodista Howard K. Smith, fue subastada en junio de 2009 en New Hampshire por 74 324 dólares. El texto, originalmente en alemán, decía: «Te gustará este gesto porque está dedicado a toda la humanidad. Un civil puede permitirse cosas que un diplomático no se atrevería a hacer. Tu leal y agradecido oyente, A. Einstein ’53».
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Así pues, no se deba confundir esta mueca de molestia y fastidio con una graciosa y bromista, ya que ésa no era la intención del Nobel. Lástima —afortunadamente— que nadie, al final, ni siquiera el propio fotografiado, lo tomó así, pues ésta es considerada una de las fotos más divertidas de todos los tiempos.

Páginas de referencia:
Boston.com: http://www.boston.com/news/local/breaking_news/2009/06/einstein_photo.html
Iconic Photos: http://iconicphotos.wordpress.com/2009/06/01/einstein-sticks-his-tongue-out/

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