Para quienes hoy en día forman parte de redes sociales en internet y que comparten con decenas, cientos, miles y hasta millones de seguidores hechos tan trascendentes como: «En casa, bañando a Chibi Poochie», ¿qué dificultad tendría el aceptar que una persona de cualquier parte de la Tierra está relacionada con otra que se halle en cualquier otro rincón del mundo a través de una cadena de, en promedio, cinco personas intermedias? Esta teoría fue propuesta por primera vez en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en un cuento llamado «Chains».
En 1967 el profesor de psicología Stanley Milgram y sus estudiantes pidieron a un grupo de personas de lugares como Kansas o Nebraska, elegidas al azar y denominadas «iniciadores», que enviaran sobres por correo, a través de una cadena de conocidos, a otras personas, o «destinatarios», preseleccionadas y que vivían en ciudades como Cambridge o Boston. Debían limitarse a enviar los sobres a gente que conocieran personalmente, por lo que no podían mandarlos de manera directa y sin escalas al destinatario final.
Milgram señaló que las cadenas que unían iniciador
con destinatario tenían entre dos y diez personas intermedias, con un promedio de cinco. Este
resultado empírico dio origen a la frase «seis grados de separación». La leyenda científica surgió incluso a pesar de que el propio Milgram escribió que los 6.4 saltos en promedio que se requerían para conectar a iniciador con destinatario correspondían a únicamente 30% de las cadenas que habían logrado su propósito.
Éste y otros mitos interesantes los podrás encontrar en el libro Mitos de la ciencia: millones de personas SÍ pueden estar equivocadas, de Algarabía Editorial, col. Mitos.