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Los inicios del cine pornográfico: smokers y stag films

El cine hizo su aparición pública en el Salón Indio del Gran Café de París, el 28 de diciembre de 1895. Poco tiempo después —quizás sea imposible saber cuánto tiempo— de que el cinematógrafo comenzó a comercializarse, alguien se puso a filmar gente desnuda y teniendo relaciones sexuales.

El cine hizo su aparición pública en el Salón Indio del Gran Café de París, el 28 de diciembre de 1895. Poco tiempo después —quizás sea imposible saber cuánto tiempo— de que el cinematógrafo comenzó a comercializarse, alguien se puso a filmar gente desnuda y teniendo relaciones sexuales. En ese tiempo, era muy costoso, técnicamente complicado y difícil filmar, revelar y proyectar una película, por no hablar de las complicaciones que representaba conseguir actores deseosos de mostrarse en situaciones íntimas ante semejante aparato.
Sin embargo, en los primeros años del siglo xx —y quizás en los últimos del xix—, numerosos hombres y mujeres, algunos con los rostros ocultos y otros con la cara desafiantemente descubierta, desfilaron frente a las rústicas cámaras dejando constancia para la posteridad de su funcionamiento genital. Por supuesto, éste era material altamente transgresor y prohibido, cintas de las que nadie hablaba en una conversación decente. Muchas se hacían para el goce personal; otras, por pedido de clientes pudientes, y unas más, se filmaban con la intención de ser mostradas ante públicos selectos en auditorios de acceso restringido.
Estas cintas comenzaron a exhibirse en burdeles, casas particulares, clubes masculinos y salas improvisadas; a menudo en las afueras de las ciudades, donde se corría menos riesgo de redadas policiales. Es evidente que, en esta fase, no había gloria ni prestigio alguno para quienes trabajaban o estaban relacionados de cualquier forma con este tipo de producciones clandestinas. Nadie tenía la ilusión de que estos filmes fueran considerados legítimas obras de arte ni de entretenimiento, por lo que nacían con el claro estigma que define a la pornografía.
En este terreno de la innovación tecnológica, como en muchos otros, los pornógrafos les llevaban la delantera a los censores. Si bien, desde 1904 hay numerosos filmes que muestran sexo explícito —hechos en una variedad de países como Francia, Alemania y México—, y desde entonces hay redes de comercialización de estos productos, no es sino hasta 1908 que entran en vigor leyes censoras que comienzan a perseguir los crímenes relacionados con la exhibición de obras inmorales y obscenas en película.
Nada quedaba a la imaginación en estos filmes primitivos, y, aunque las cámaras eran rudimentarias, pesadas y poco manejables, los cineastas hacían lo posible por mostrar close ups de las penetraciones y por ofrecer diferentes tomas de una misma secuencia. Asimismo, trataban de editar sus filmes con cierto decoro para mostrar tanto genitales como rostros y, de esa manera, construían pequeñas narrativas que iban de unos cuantos segundos hasta 20 minutos. Estas cintas pasaron a llamarse stag films, y una de sus principales funciones era mostrarlas a muchachos vírgenes, a veces en la víspera de su boda, como material educativo. Las proyecciones en los ee. uu. y otros países se hacían en clubes donde los varones se reunían a conversar, beber y fumar, de ahí que se les llamara smokers.
Fragmento de «Imágenes sexuales en el cine», de Naief Yehya. Lee el artículo completo en Algarabía tópicos 4: Sexo, censura y cine.

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