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Los cazafantasmas

Esta comedia se volvió un ícono cultural que sigue vigente por su originalidad, la gracia y naturalidad de sus personajes.

Después de ser expulsados de la Academia por sus métodos de investigación poco convencionales, tres parapsicólogos fundan una agencia para exterminar fuerzas sobrenaturales. Su popularidad comienza a esparcirse a tal grado que, cuando la ciudad de Nueva York se ve amenazada por un ente paranormal —un antiguo dios mesopotámico—, la única solución consiste en llamar a la línea directa de Los cazafantasmas.

We came, we saw, we kicked its ass!

Desde su estreno, esta comedia se volvió un ícono cultural que sigue vigente por su originalidad, la gracia y naturalidad de sus personajes —que se convirtieron en arquetipos en el imaginario colectivo—; sus diálogos inteligentes y divertidos —varios de ellos improvisados por los actores—; y sus efectos especiales, entonces «novedosos» y ahora arcaicos, pero que encajan con el tono de farsa de la historia.

Sin embargo, antes de llegar a esta «mezcla perfecta», la historia —escrita por Ramis y Aykroyd— tuvo varias modificaciones: en origen se iba a titular Ghost Smashers, pero los viajes espacio-temporales contemplados elevaban demasiado los costos de producción. Además, se había considerado que, junto con Murray y Aykroyd, también actuarían Eddie Murphy y John Bellushi, como miembros de la S.W.A.T. —Special Weapons And Tactics—, quienes atacarían a los fantasmas con magia y no con armas científicas, pero Murphy renunció —para protagonizar el otro blockbuster del año: Beverlly Hills Cop—, y Bellushi, en el ínterin, murió de una sobredosis. Por ello, se rehizo la historia desde cero y, a manera de homenaje, la personalidad de Bellushi fue retomada en el fantasma verde que no puede dejar de comer: Slimer —Pegajoso.

I ain’t afraid of no ghost

Al final, esto no sólo resultó en un cambio total de la trama, sino que se tuvieron que reducir los tiempos de rodaje —el estreno estaba programado para el verano del mismo año— lo que ocasionó varias inexactitudes visibles en la película, como cables de las cámaras o del equipo de iluminación y errores de continuidad o de guión; no obstante, eso no fue impedimento para que Los cazafantasmas se convirtiera en un clásico del cine ochentero, con cifras de ventas tan altas en su estreno que dio lugar para que se produjeran su secuela en 1989 y un reboot en 2016: Las cazafantasmas —Ghostbusters: Answer the call.

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