Motown fue una de las casas discográficas más importantes en la década de los 60. Entre algunos de sus artistas más destacados están Diana Ross & The Supremes, The Jackson 5 y Stevie Wonder. En 1961, un nuevo y joven cantante firmó con la disquera; un músico visionario con formación de baterista que se convertiría en el solista más exitoso de Motown: Marvin Gaye.
Los inicios
La moda de la época dictaba que las canciones tuvieran letras superficiales sobre enamoramientos y rupturas. En sus inicios, Gaye cantaba canciones que otros escribían para él, y mostraba una imagen inocente que apelaba a un público ingenuo. En sus palabras: «Mi sueño era convertirme en Frank Sinatra. Amaba su fraseo, en especial cuando él era joven y puro. Se convirtió en un magnífico cantante de jazz, y yo fantaseaba con tener un estilo de vida como el suyo: vivir en Hollywood y convertirme en estrella de cine. Todas las mujeres querían irse a la cama con Frank Sinatra. Él era el rey que yo aspiraba ser».
Con el tiempo las lecturas de Gaye y sus propias reflexiones hicieron que su música evolucionara profundamente. Marvin admiraba a Jesucristo, San Francisco de Asís, Malcolm X y a Mahoma. Se nutrió de las canciones de sus héroes: Ray Charles, Nat King Cole, James Brown, Miles Davies y Sam Cooke. Fue con el descubrimiento de Billie Holiday que su estilo cambió de forma radical: «Ella era más profunda que el sexo. El dolor que ella sentía era el de toda la humanidad. Los grandes artistas sufren por la gente».
«Let’s Get It On»
Gaye comenzó a componer sus propias canciones y a tratar temas transgresores en sus letras. Habló de la segregación racial, la guerra, Dios, el sexo y la revolución sexual. En 1973, lanzó un álbum que culminaba con el erotismo que tanto tiempo había gestado: Let’s Get It On. Esta producción completamente cargada de tensión erótica y lujuria. La canción que le da título al disco se convirtió en uno de sus éxitos más importantes, y se incluye en muchas de las listas especializadas de las mejores canciones de la historia.
En 1963, Gaye se casó con una mujer 17 años mayor que él: Anna Gordy, la hermana de Berry Gordy, fundador de Motown. La relación era tormentosa y violenta, y finalmente colapsó en 1972. Al año siguiente, Marvin conoció a quien se convertiría en su segunda esposa, Janis Hunter, que curiosamente era 17 años menor que él. El primer encuentro con Janis fue de vital importancia para la grabación de «Let’s Get It On». Se cuenta que mientras Marvin la grababa, Janis entró al estudio —era la hija de un guitarrista amigo de Gaye—, e inspirado por su belleza, consiguió ese perfecto registro.
Marvin Gaye y Anna Gordy
Marvin Gaye y Janis Hunter
Más que una canción
«Let’s Get It On» es el epítome de la seducción, un himno a la liberación sexual. El título en sí es una invitación, algo así como «vamos a hacerlo». Gaye la compuso junto con su productor Ed Townsed, y la instrumentaron The Funk Brothers, y en los coros se escucha al mismo Marvin. Desde que se colocó en los primeros lugares de las listas de popularidad, ha sido usada decenas de veces en cine y televisión durante las escenas de encuentros románticos o culminación amorosa, por ejemplo:
Austin Powers, The Spy Who Shagged Me (1999)
The Dictator (2012)
Scrubs, temporada 2, episodio 22 (2003)
Para algunos, la canción admite otras lecturas. Gaye estaba obsesionado con lo divino, y en esta canción como en el resto del álbum, explora las similitudes que existen entre el éxtasis divino y el sexual. Parece que su obra erótica es a la vez la más espiritual: «Esa es la paradoja de Marvin. En su lucha por armonizar cuerpo y alma, en su exploración de la pasión sexual, expresa uno de los apetitos más humanos: el de Dios».
Puedes contactar a Ingrid en Twitter como @inuin.