Las «residencias artísticas» o «residencias de arte» son programas que invitan a escritores, pintores, productores audiovisuales, o cualquier artista que tenga una propuesta de proyecto acorde a su disciplina, a concretarlo durante una estancia en el extranjero. En la mayoría de los casos, se seleccionan los artistas según la creatividad de sus proyectos y los años de experiencia en la disciplina.
Los lugares en los que trabajan durante su estancia son espacios con herramientas acordes a las necesidades de los artistas, conviven con los otros residentes para fomentar el intercambio cultural y, en algunos casos, deben impartir talleres a los anfitriones del lugar.
La finalidad de las residencias es fomentar la concentración del artista en su proyecto, la inmersión en una cultura distinta, conocer proyectos de artistas de la misma rama, dentro y fuera del lugar donde residirá, y exhibir su trabajo en otra parte del mundo.
El origen
Desde sus inicios, la residencia se pensó como un modelo de apoyo para la creación. La primera se estableció en el Real Jardín Botánico de Dublín, ahora conocido como el Jardín Botánico Nacional de Irlanda. Se convirtió en hogar de artistas en 1884. Una de las primeras residentes fue Lydia Shacketon, no había mejor lugar de inspiración para ella que un jardín: su pasión era la pintura y fotografía de plantas, hojas y flores. Durante su estancia realizó 1500 obras
El antecedente más directo son las «comunidades espontáneas», donde los artistas elegían la zona o colonia para vivir según la ideología o los intereses de sus vecinos.
Por ejemplo, los Nazarenos, un grupo de pintores alemanes que decidieron vivir conforme a las costumbres y tradiciones de la Edad Media porque creían que era la época en la que se rompió el lazo entre el arte, la religión y la cotidianidad.
A inicios del siglo xx, comenzó a ser una práctica popular en todo el mundo. Incluso en México, donde la Secretaría de Cultura creó el primer programa de residencias artísticas en 1992, proyecto que se sigue llevando a cabo. Algunas residencias son organizadas por instituciones como escuelas, museos, centros culturales o instancias gubernamentales.
La Universidad Nacional Autónoma de México —unam— también organiza este tipo de programas.
Ambas instituciones ofrecen el hospedaje en el país deseado ––que incluya dentro de su convenio––, boletos de avión y un apoyo económico para los gastos durante la estancia. No obstante, algunos de los requisitos para los postulantes son experiencia comprobable mínima de 3 años y, en algunos casos, ser reconocido a nivel nacional o internacional.
En contracorriente, han nacido residencias independientes de organizaciones, fundaciones o conjuntos de artistas, que brindan la oportunidad de participar en el proyecto sin la necesidad de comprobar renombre. Además, aquellos que no son seleccionados como becarios, pueden participar pagando los costos de su estadía.
Kankabal: residencia independiente
Organizada por la Galería Noox dentro de la hacienda Kankabal en Mérida, Yucatán, esta residencia nació hace 3 años. Está alejada del bullicio, no hay vida nocturna alrededor y está inmersa en la naturaleza. Cada año eligen 15 artistas que residen en las villas del 9 de mayo al 6 de junio. Además, los ganadores imparten talleres y exhiben su trabajo en el recinto.
Las disciplinas son tan diversas como los países de procedencia de los artistas. Este año, hubo pintura, artes visuales y land art de artistas provenientes de México, Japón, Alemania y Estados Unidos. La Galería Noox ha creado un espacio sin fronteras, donde el propósito es que las ideas se enriquezcan con el intercambio cultural y fluyan libremente.
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