¿Eres artista pero nunca tienes inspiración?, ¿quieres decir «telosico» a tus papás y demostrar que no te morirás de hambre?, y, ¿no sabes una chingada de la Antigua Grecia? No desesperes, que has llegado al sitio indicado.
Seguramente habrás notado en caricaturas, series o películas que el personaje artístico, generalmente extrovertido y vestido de manera extravagante, a veces menciona a ‘su’ musa. La mayoría de las veces se refiere a otro personaje que le trae ganas pero también puede ser una figura misteriosa y hasta divina.
Sí, sí, ya entendí el concepto
Precisamente son eso, diosas del Olimpo griego, las cuales inspiran las artes. En pocas palabras, la mitología griega se basa en a quién o a qué Zeus se chingó, para el caso de las musas —del griego μοῦσαι, mousai— fue con la titánide Mnemósine, la personificación de la memoria. De acuerdo con los poetas antiguos, hay 9 musas de mayor renombre, las cuales bajaban a la Tierra pa’ susurrarles ideas e inspirar a escritores, escultores, pintores, arquitectos, orfebres y todo lo que conlleve arte.
Y así como se les adoró por siglos, por griegos y luego por romanos, llegó la Edad Media con su cristianismo extremo y las mandaron a la chingada. Pero una vez que llegó el Renacimiento, de nuevo se les adoró, recordó e imploró para darles la inspiración necesaria hasta nuestros días. Y ellas son:
Calíope —Καλλιόπη—
La de la bella voz. Esta musa te inspirará para la elocuencia, la belleza y la poesía épica o heróica. Si estás trabado con tu nueva canción que cuenta una historia, rézale a Calíope tres veces enfrente de un espejo.
Clío —Κλειώ—
La que ofrece gloria, o sea, que te inspirará para la Historia. Si quieres convertirte en el próximo Tolkien, necesitarás aventar una pluma y un lápiz, mientras gritas «¡Clío, dame tino!».
Erató —Ἐρατώ—
La amorosa, lo que significa que por fin podrás inspirarte para la poesía lírica-amorosa. Lo que tienes que hacer es mirar una foto de quien estés embobado(a), mientras pones Vente Pa’ Ca del Ricky; cada vez que vaya a decir el verso, antes tienes que decir «Erató, vente pa’ ca».
Euterpe —Εὐτέρπη—
La muy placentera, no, no tiene nada de sexual. Para los músicos, especialmente flautistas y quien chingaos le sople a su instrumento —guiño, guiño—, mientras calientan la garganta, intenten decir «Euterpe» al tocar y voilà.
Melpómene —Μελπομένη—
La melodiosa, pura tragedia con ella. De todos los géneros, la tragedia es el arte que cuesta un chingomadral por dominar y perfeccionar. Así que, mientras lloras de desesperación, di «Melpómane» las veces que sean necesarias.
Polimnia —Πολυμνία—
La de muchos himnos, para enchinarte la piel. Si de por sí ser músico ya es difícil, ser compositor de himnos es un chingo más. Lo que tienes que hacer para invocar a Polimnia es vestirte de blanco mientras escribes tu canto sagrado o tu poesía sacra —el himno, pues.
Talía —Θάλεια o Θαλία—
La festiva, y no es nuestra Thalía. La musa de la comedia y de la poesía bucólica —sepa la chingada qué es eso—, te ayudará a ti standopero o a ti, persona que no sabe contar chistes. Estírate y exclama: «¡Por el poder de Talía!». ¿A quién le importa lo que yo haga?…
Tersícope —Τερψιχόρη—
La que deleita en la danza, reitero, nada con tintes «sepsuales». La musa de la danza y poesía coral, está para echarte el paro cuando quieras convertirte en el próximo Billy Elliot o, más chingón aún, en Donovan Carrillo en modo Ultra Instinto. Cierrra los ojos y déjate llevar por Tersícope con ritmo.
Urania —Οὐρανία—
La celestial, ¿creías que la ciencia no es un arte? Si eres astrónomo(a), poeta didáctica y científico de alguna ciencia exacta, Urania es tu musa. Para que tengas el buen tino de encontrar los lugares más recónditos del cosmos, enseñes versos o resuelvas tu tarea de cálculo diferencial, medita: «Urania, uh-ah-¡ah!».