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Las buenas rachas y sus palabrotas

El campo semántico que verbaliza tiempos dorados. —Por Estefanía Cruz Ruiz

A veces estamos abajo y otras arriba…

Todos alguna vez hemos escuchado que la vida es una rueda de la fortuna, lo que quiere decir que nuestras vidas están sujetas a rotaciones constantes.

Siendo que el cambio es permanente y lo único seguro, vivimos ciclos de cambios favorables que se alternan con otros inquietantes o desagradables.

Si bien cuando estamos «arriba» ni si quiera pensamos en descender, las épocas difíciles o de austeridad provocan en nosotros el deseo ferviente de retornar al bienestar, al goce del mundo material y, ¿por qué no?, hasta al derroche.

A continuación exploramos un pedacitito del campo semántico que verbaliza estos tiempos dorados.

Bonanza.

Del latín bonacia. Este sustantivo, que comenzó a utilizarse por los marineros para indicar un tiempo tranquilo y sereno en el mar, se extendió al uso común con el significado de prosperidad o desarrollo económico favorable.
>> El artista alternó épocas de estrechez con momentos de bonanza económica.

Boyante.

Se compone del verbo boyar y del sufijo -nte. Este adjetivo también se acuña en el mundo de la navegación para indicar que un buque no se hunde lo suficiente en el agua por no llevar casi carga. Aquí podemos anotar que cuando estamos bien económicamente nos sentimos «ligeros» y «desahogados», por lo tanto, no es extraño que se popularizara su significado secundario de ‘algo o alguien que tiene fortuna o felicidad creciente’.

>> Existe un poemita de Federico García Lorca en el que le piden a un amigo algo de dinero para Luis Buñuel, que no pasaba por un momento boyante.

Jauja.

Este vocablo hace alusión al valle del Perú, famoso por su paradisiaco y rico territorio. En este sentido, se refiere a todo lo que se presenta como próspero y exuberante. La expresión «¡Eso es Jauja!» surge en el siglo XVI con el significado de ‘lugar ideal’.

>> ¡Qué tipo más holgazán! Se ha creído que la vida es jauja y que no hay que trabajar.

Abundancia.

Denota «gran cantidad, riqueza y bienestar». De entre sus etimologías, resalta la voz latina unda, ‘ola u onda’. Las aguas de un río se desbordan por exceso de ondas, entonces, decimos que algo abunda cuando no cabe y sobrepasa los bordes. Recordemos el mito de la cornucopia o cuerno de la abundancia, elemento mágico que podía materializar deseos sin límites para su poseedor.

>> A pesar de su escasez en la Tierra, los diamantes abundan en el espacio

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