En el primer episodio de la sexta temporada de Los Simpson la ola de calor impulsa a la familia a comprar una piscina. En el primer día de disfrutar su refrescante presencia dentro del caluroso verano, Bart salta hacia ella y, debido a una accidentada caída, se rompe la pierna, situación que lo obliga a permanecer encerrado en su cuarto mientras los demás gozan de las actividades veraniegas. Aburrido de esperar a que su pierna sane, observa desde su ventana los alrededores de su hogar y, en una noche de insomnio, observa a su vecino, Ned Flanders, enterrar lo que parece ser el cuerpo de su esposa, Maude.
Es ahí como comienza el suspenso del capítulo titulado “Bart of Darkness”, un clásico de la serie estadounidense que, a su vez, es un homenaje al estilo pastiche de otro gran clásico, pero de la filmografía universal: La ventana indiscreta (Rear Window, 1953) del «maestro del suspense», Alfred Hitchcock.
Con cuatro nominaciones a los Premios Óscar, entre ellas a Mejor Director y Mejor Guion, La ventana indiscreta es protagonizada por Grace Kelly y James Stewart, su factura representa una obra maestra del diseño de producción al reconstruir un complejo de departamentos dentro de un estudio de grabación.
No es necesariamente voyerismo, quizá se trata de simple curiosidad. Es un pasatiempo inofensivo. ¿Qué hay de malo en mirar por la ventana? Resulta una coincidencia que, justo frente a sus ojos, la vida de sus vecinos siga su rumbo en la intimidad de su hogar. Jeff observa y analiza; memoriza y reflexiona. Ha creado una narrativa específica para cada uno de ellos. Comenzó como una manera de ignorar la monotonía de estar encerrado en casa con la pierna rota; miraba para curiosear y ahora se ha convertido en una necesidad.
Tras varias semanas de espionaje, Jeff está convencido de que el vecino asesinó a su esposa y, poco a poco, provoca que tanto Lisa, su novia, como Estela, su ayudante doméstica, se interesen en el lío tanto como él. Ambas actúan como su conciencia crítica y, en ocasiones, lo incentivan a seguir generando conclusiones en torno a lo que ve. Consiguiendo así una fórmula hitchcockiana: suspenso, asesinato, coincidencia y destino.
Considerada por el American Film Institute como una de las diez mejores cintas de misterio, La ventana indiscreta funciona en dos niveles narrativos: al verla, el espectador no se introduce solamente en la vida de Jeff, sino que también se está observando a sí mismo en ese ejercicio que consiste en no sólo mirar ―a través de la pantalla― las acciones, decisiones y mentiras de una otredad, sino que también formula juicios al respeto, juzga de manera inclemente y, sobre todo, lo hace de manera unidireccional.
Inspirado por el cuento “It Had to Be Murder”, de Cornell Woolrich y un par de casos de nota roja, Hitchcock construyó una ficción que brilla en el discurso narrativo, en el tratamiento del relato y en la factura estética.
De manera gradual, aumenta la tensión del relato al tiempo que avanza la obsesión de Jeff de mirar por la ventana e intentar comprender qué pasa en la vida de los demás sin poder escuchar sus diálogos ―un pequeño guiño al cine mudo―. Así, juega ingeniosamente con el papel del espectador dentro del cine y se plantea una cuestión: ¿es un acto de voyerismo el mirar una película?
Fotograma de Grace Kelly en La ventana indiscreta
La ventana indiscreta
Rear Window, Estados Unidos, 1953, 112 min.
D: Alfred Hitchcock. G: John Michael Hayes, basado en el cuento corto “It Had to Be Murder” de Cornell Woolrich. F en C: Robert Burks. M: Franz Waxman. E: George Tomasin. Con: James Stewart (L. B. Jefferies), Grace Kelly (Lisa Carol Fremont), Thelma Ritter (Stella), Wendell Corey (Tom Doyle), Raymond Buff (Lars Thorwald). CP: Paramount. Prod: Alfred Hitchcock. PC: Park Circus.