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La milagrosa concepción de Jaime I de Aragón

Chicos y chicas, de paso por estas tierras aragonesas me he enterado de un chisme mayúsculo. La reina María de Montpellier ha tenido que recurrir a las mañas más intrincadas para darle un heredero al reino de Aragón.

Chicos y chicas, de paso por estas tierras aragonesas me he enterado de un chisme mayúsculo. La reina María de Montpellier ha tenido que recurrir a las mañas más intrincadas para darle un heredero al reino de Aragón.

Reino de Aragón, marzo de 1208

Y es que el rey Pedro ii nomás no la quiere. Se casó con ella por interés, sólo para obtener la codiciada tierra de Montpellier, pero se dice que ignora y maltrata a su esposa.
La cosa estuvo así: como ya llevan varios años de casados y la de Montpellier sólo ha tenido una hija que murió prematuramente, muchos cortesanos estaban muy interesados en que los reyes procrearan un heredero. Pero como Jaime alucina a la reina, no había manera de hacerlo visitar su alcoba, por lo que María, junto con varios de sus súbditos, hizo un plan para poder conseguir su objetivo. Le dijeron al rey que su amante lo visitaría por la noche en su lecho, pero que debía mantener la luz apagada porque ella, quesque es muy pudorosa. De inmediato, Jaime dijo que sí.
Así que en la noche y sin encender ni una vela, una dama pasó una «noche loca» con el rey. Lo que éste no supo fue que ¡su propia esposa, María de Montpellier, era en realidad la que se había acostado con él! Y para comprobarlo, varios de los perpetradores del plan permanecieron a la puerta de la habitación para testificar que los reyes habían cohabitado. Pero qué rey más distraído, por decir lo menos.
Cuando amaneció y Jaime se percató del engaño, montó en cólera, quería matar a medio mundo por el ridículo que había pasado, a duras penas pudieron controlar su furia. Jaime prometió que exigirá el divorcio, pero María, la verdad, fue más lista.
Lo que hicieron en primer lugar los cortesanos que querían un heredero fue hincarse y rezar para que, como quien dice, «prendiera el botón» y la reina quedara embarazada. Sus ruegos fueron escuchados y María, efectivamente, logró concebir al principito, que nació en febrero y se llama Jaime, Jaime de Aragón.

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