La idea original fue registrada en 1919 por el holandés Hugo Koch, pero fue fabricada hasta que el alemán Arthur Scherbius adquirió la patente. Hacia 1923 una compañía alemana empezó a venderla bajo el nombre de Enigma, con el fin de mantener en secreto la información de las empresas.
La Schlüsselmaschine E., mejor conocida como ‘Máquina Enigma’, fue un aparato codificador capaz de producir mensajes tan complejos que, entre los años 1926 a 1935, se creyeron imposibles de descifrar. Una vez que la marina alemana adquirió una, empezó a perfeccionarla para fines militares, aunque los modelos comerciales siguieron a la venta hasta 1929.
Enigma era parecida a una máquina de escribir portátil, tenía rotores ajustables para codificar las letras tecleadas en una variedad casi infinita de palabras en clave o a la inversa: descifrar un mensaje puesto en clave por una máquina similar.
Alemania usó la máquina con fines militares desde 1926; por ello, franceses, ingleses y polacos diseñaron una copia de Enigma en 1931; sin embargo, no bastó con conocer su funcionamiento, había que interpretar la misma clave, que los alemanes cambiaban cada 8 horas.
Se estima que durante la primera parte del siglo xx se fabricaron alrededor de 37 mil Enigmas, de modelos variados; hasta la fecha existen 318. La última que fue encontrada en un mercado de pulgas, en Rumania, y vendida en 45 mil euros. El costo más alto en que se ha vendido era de 237 mil euros. Desde luego el monto depende del cuidado que haya tenido desde su fabricación.