Piensa en una isla en medio del océano Pacífico, con vegetación tropical, cielo azul y como mayor atractivo, más de 900 cabezas talladas en piedra volcánica. Sí, hablamos de la Isla de Pascua
Del pueblo Rapa Nui no se conoce mucho, más que su origen polinesio. La teoría más aceptada cuenta que el rey Hotu Matu’a llegó a la isla de Pascua entre los siglos vi y viii d.C., proveniente de las Islas Marquesas en la Polinesia. El culto a los antepasados rigió gran parte de la vida espiritual de este pueblo, el cual creía que el «mana» —energía espiritual— de las personas importantes continuaba después de su muerte y tenía la capacidad para influir en los acontecimientos próximos. Esta creencia los llevó a construir moais, representaciones de sus antepasados difuntos, que llegan a pesar 100 toneladas y medir más de diez metros.
Se calcula que tardaban dos años en terminar un moai grande.
A pesar de que sólo apreciamos cabezas, las excavaciones demuestran que éstas tienen torsos con decoraciones talladas. Según los arqueólogos, las estatuas no estaban bajo tierra en un principio, pero con el pasar de los años y debido a las condiciones climáticas, quedaron enterradas.
Los moais que están al interior de la cantera principal miran hacia su aldea y sus descendientes, ya que su objetivo es extender sobre ellos un manto protector. En la medida que los Rapanui adquirieron mayor habilidad esculpiendo y transportando los moais, los fabricaban de mayor tamaño y más estilizados.
Actualmente, la Isla de Pascua pertenece a Chile. El 16 de enero de 1935 se fundó el Parque nacional Rapa nui, que ocupa más del 40% del territorio de la isla, y en diciembre de 1995 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la unesco.
Consulta Algarabía 137 para aventurarte más allá de estos lares; mientras, mira este video en el que explican cómo el sentido original de estas pesadas figuras se ha ido perdiendo, y algunos misterios las hacen aún más atractivas para turistas.
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