Este festival celebra a la cerveza como bebida saludable, barata, entrañable y deliciosa y lleva más de dos siglos de historia.
«Si también otra bella ciudad
Su curiosidad tiene
Una no hay en ningún lugar como aquí
¡Es la cerveza de Múnich!»
Estrofa de la canción folclórica En Múnich queda una cervecería, compuesta por Willhelm «Wiga» Gabriel y Klaus Siegfried Richter y típica del Oktoberfest.
Nupcias festivas
Esta fiesta nacional debe su nacimiento a un matrimonio celebrado el 12 de octubre de 1810 cuando en Baviera—estado federado alemán y cuya capital es Múnich—el entonces futuro rey Luis i desposó a Teresa de Sajonia.
Fueron cinco días de festejos que incluyeron a todo la población y terminaron con una gran carrera de caballos en un campo cerca de los territorios de Múnich. La familia real Wittelsbach, la dinastía gobernante de Baviera, decidió repetir cada año la celebración dando inicio a la tradición que se mantiene hasta hoy en día.
Amada cerveza
«Ahí no se toma del vaso
Ahí sólo hay…¡El gran tarro!
Y cuando el primer tarro está vacío
¡Pronto te trae más la mesera!»
«En Múnich queda una cervecería»
Sin duda la cerveza es el centro de atención del Oktoberfest y la principal atracción de los turistas, pero la preciada bebida no estuvo presente desde sus inicios; tuvieron que pasar ocho años para se ofreciera en el festival a pesar de que siempre fue altamente consumida por la población alemana.
Por varias razones la cerveza siempre fue una bebida consentida en Alemania, aunque la festividad no radica del todo en ella.
El clima del norte de Europa fomentan la plantación y fermentación de la cebada. La familia real disfrutaba tanto de ella que tenía un proveedor constante de la deliciosa «Braunbier» o cerveza café, típica de Múnich.
–Acércate también a la Guelaguetza–
Además, en 1844 el precio de la cerveza disminuyó para que la clase trabajadora y militar pudiera consumir esta bebida saludable y barata. Esto favoreció a la entonces pequeña pero creciente industria cervecera y difundió su popularidad a otras partes de Alemania y del mundo.
La demanda de la cerveza durante el Oktoberfest creció tanto que en 1896 levantaron carpas sobre las mesas acomodadas como los Biergarten—terrazas típicas donde se sirve principalmente cerveza—para que los visitantes bebieran cómodamente; disposición que se mantiene hasta la actualidad.
O’ zapft is!
Bajo el grito O’ zapft is!, o en español «¡Ya está abierto!» se inaugura oficialmente el Oktoberfest. Thomas Wimmer, alcalde de la ciudad en la década de los sesenta, fue el que inició la tradición de exclamar esta frase además de abrir el primer barril de cerveza.
Con el auge que tuvo esta fiesta de la cerveza las fechas de su celebración han ido cambiando para aprovechar el mejor clima posible.
Desde 1872 hasta la actualidad el Oktoberfest dura dos semanas y tres fines de semana a partir del primer sábado después del 15 de septiembre hasta el mes de octubre.
En catorce ocasiones el Oktoberfest tuvo que ser interrumpido por conflictos mundiales, epidemias o crisis económicas. En el festival de 1890 ocurrió un atentado terrorista que causó la muerte de trece personas e hirió a 200.
Este año se celebra la edición número 183 del Oktoberfest, donde se espera que más de seis millones de visitantes beban la típica cerveza de los grandes barriles y continúen una tradición que lleva más de dos siglos.
Toda la cerveza que se bebe en el Wiesn–abreviatura con la que se conoce el lugar donde se celebra el Oktoberfest– necesita ser acompañada con comida contundente. Aquí entran los platos más tradicionales de la cocina bávara: las weisswurst –salchichas blancas cocidas de las que no se come la piel–; los brez’n, o pretzels gigantes; el codillo –schweinhaxe–, el buey asado con patatas y salsa al vino tinto; o los dampfnudel, una masa de harina rellena de carne similar a un dumpling, y que se sirve cocida ya sea en agua o en sopa. El pescado a la brasa ensartado en un palo –fischbraterei– es muy solicitado, así como también el pollo asado u otro tipo de salchichas muy populares en Berlín –como las bratwurst o las currywurst, por ejemplo.
–Hablemos también de cervezas y jaiboles–
El Oktoberfest empezó a celebrarse en 1810 y ahora es de las tradiciones con más tiempo y alcance mundial. Desde entonces ha arrancado siempre de la misma manera: El alcalde de Münich se sitúa al frente de un desfile de los dueños de las principales cervecerías muniquesas, que llevan al recinto barriles de la bebida en carros tirados por caballos, y con una banda de música abriendo el camino para que la centenaria fiesta vuelva a comenzar.
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