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La hamaca

Conoce el origen de las hamacas y cómo se volvieron tan populares en los sitios tropicales.

La palabra hamaca proviene del taíno amaca, que aparentemente significa «red para pescado». De origen caribeño —en particular de Haití—, se calcula que tiene una antigüedad de mil años.
Las primeras hamacas de las que se tiene noticia fueron tejidas con la corteza de los árboles —justamente llamados hamack—, y más tarde se sustituyó este material por el de fibras del sisal, debido a que eran más abundantes y maleables.
Una de las razones por las que este tipo de camilla se volvió popular es que, al estar por encima del suelo, protege mejor a las personas de los animales peligrosos; además, puede trasladarse con facilidad y utilizarse por personas de cualquier estatura.
Tras el descubrimiento de América, Colón y otros exploradores europeos llevaron las hamacas a Europa a finales del siglo xv, y ya para 1590 habían sido adoptadas en los barcos de guerra, en los que eran utilizadas como camas por los soldados, ya que eran más cómodas que las literas y los catres, y formaban una especie de capullo que los protegía de las caídas bruscas por el movimiento del mar. El uso de hamacas navales continuó hasta bien entrado el siglo xx —fue muy popular en la ii Guerra Mundial—, e incluso se han empleado como camas en misiones espaciales.
Hoy en día, las hamacas son frescas y se fabrican con hilos de algodón, poliéster o polipropileno, aunque hay una tendencia a regresar a las fibras vegetales como henequén, cabuya o pita, teñidas con tinte natural.
Su precio depende de la calidad de los materiales y del tamaño; oscila entre los $250 y los $3 000 pesos.

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