En 1958 Jean Renoir afirmó que la Gran Guerra había sido una guerra de caballeros. Y lo dijo no como un encomio, sino como una referencia al trato humanitario que, según su experiencia y comparando las circunstancias con la II Guerra Mundial, se había dado en dicho enfrentamiento.
«Allá afuera los niños juegan a ser soldados; aquí adentro, los soldados juegan a ser niños» Capitán Boeldieu —Pierre Fresnay—.
La película sucede en 1914, cuando el director era piloto de las fuerzas armadas de Francia. Durante ese tiempo, cuenta Renoir, conoció a un general llamado Armand Pinsard, quien fue capturado por los alemanes en siete ocasiones, de las que logró escapar airoso. Dicho general se convirtió en su amigo y le salvó la vida durante una persecución alemana. En él se inspiró para escribir, junto con Charles Spaak, el guión de La gran ilusión.
La historia nos lleva por la captura del capitán de Boeldieu —Pierre Fresnay— y el teniente Maréchal —Jean Gabin—, quienes son encarcelados en un campo alemán, donde conviven con presos de diferentes clases sociales, nacionalidades y rangos, que comparten el objetivo de fugarse. Sus planes se frustran porque son transferidos a una fortaleza; sin embargo, en un acto de amistad, el capitán francés hace un sacrificio para que sus compañeros puedan escapar.
El traje de piloto que utiliza Jean Gabin en la película es el mismo que usó Jean Renoir durante su servicio en la I Guerra Mundial.
Esta cinta de discurso pacifista pone en relieve la fraternidad entre los hombres a pesar de la guerra. Incluso, los «malos» de la película —en este caso los alemanes captores— son vistos desde una perspectiva humana, similar a la de los presos. La gran ilusión se considera una de las obras maestras de todos los tiempos y una de las favoritas de Orson Welles y Woody Allen.
Trailer de la película La gran ilusión