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La feliz espera

Esta expresión refiere a los nueve meses en que una mujer aguarda para que concluya su estado de gestación.

No importa la forma en que la futura madre se entere: ya sea por un retraso en el periodo, por un prueba rápida hecha en el baño de un Sanborns, o por un estudio de laboratorio; el hecho es que una vez que la mujer se ha cerciorado de que la ausencia del período o las pruebas tienen una razón de ser, sabe que la «feliz espera» ha comenzado.

Esta expresión refiere a los nueve meses en que una mujer aguarda para que concluya su estado de gestación. Sin embargo, puede llegar a tener ciertos matices —e infinidad de versiones— cuando se intenta referir a la mujer embarazada, y a que en ocasiones la «feliz espera» no será precisamente alegre. Desde luego, todo depende de la planeación para traer al mundo una nueva vida o simplemente de las circunstancias en que «se embarazó».

En principio, el término «embarazo», definido como el ‘estado en que se halla la mujer gestante’, proviene del portugués embaraçar, ‘embarazar’, y deriva de baraça, ‘lazo’; a su vez, se cree que el adjetivo «encinta» proviene de las partículas latinas in, ‘sin’ y cinctus, ‘ceñir’, y comenzó a usarse en la mujer que no podía ajustar su prenda interior —es decir, el corset—. Hasta la fecha el término describe a quien no puede vestir ropa ajustada por el bebé en camino.

Sin embargo, existe cierta ambigüedad en el vocablo, pues en México también se usa la expresión «estar en cinta», debido a que hace algunos ayeres se creía que las mujeres próximas a parir tenían que amarrarse una especie de fajilla, o «cinta», alrededor de la cintura con el propósito de sostener la panza —que en esta última etapa ya es difícil de contener—. No es casual que el Diccionario de la Lengua Española defina a dicho término, en su primera acepción, como ‘impedimento, dificultad u obstáculo’.

Mientras tanto «preñez», del latín praegnas y praegtatis, puede ser peyorativo por ser usada principalmente en las hembras de cualquier especie; sin embargo, la mayoría de los diccionarios refieren a esta palabra como la más exacta para señalar a una mujer en tal estado.

Por otro lado, según el Diccionario del Español de México, el verbo «encargar» denomina principalmente a la acción de ‘entregar a alguien alguna cosa o persona para que la cuide’; dicho de otro modo, es válido decir que dicha connotación refiere a cuando un hombre entrega su «semilla» a una mujer para que ésta la proteja.

En el habla cotidiana existen otros términos que se usan para la etapa final del embarazo, entre ellos está «alumbrar», que deriva de «lumbre» y ésta del latín lumen, luminis, ‘cuerpo que despide luz, lumbrera, luminar’, mismo que se asocia con la expresión «dar a luz». Quizás esta expresión sea de origen bíblico, específicamente del hebreo yaládh, ‘dar a luz’. Por último, en contextos médicos «alumbrar» no se refiere al nacimiento del neonato —es decir al ‘parto’, del latín parere—, sino al momento en que la placenta sale, una vez que la mujer ya se «alivió» —de alivianare, es decir, ‘quitarse un peso de encima’— de esta «feliz espera».

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