Los juegos de mesa, representaciones de la vida en un tablero, tan antiguos y tan nuevos, nunca dejan de sorprender. Hay tantos, tan icónicos, como el Ajedrez, el Dominó, Mahjong, Serpientes y Escaleras, la Oca, las Damas y el Backgammon —así como todos aquellos old timers que han sobrevivido a la prueba del tiempo y se han avecinado en nuestros corazones—, que necesariamente tuvimos que dejar fuera de esta lista, pues consideramos que merecen su propio artículo.
Aquí dejamos algunos de los juegos de mesa más populares en las últimas décadas:
- Clue: misterio a la orden!: se trata de resolver un misterioso asesinato dentro de una mansión a la que asisten un grupo de invitados con seudónimos al estilo Perros de Reserva. Básicamente, uno debe moverse de habitación en habitación consiguiendo las suficientes pistas, infiriendo qué pistas tienen los oponentes. Una vez con el misterio «resuelto» en las manos, uno declara que «yo no fui, fue Teté». Si la conclusión fue correcta, se encuentra al culpable y se declara ganador. Clue es uno de los juegos más exitosos para aquellos que gozan del misterio, del razonamiento deductivo… y de acusar a los demás.
- Risk: es considerado uno de los juegos bélicos de mesa más populares de los últimos tiempos; y no porque su objetivo sea conquistar al mundo entero con un ejército de soldaditos de plástico, mediante una estrategia de defensa e invasión geográfica mundial para aplastar a los enemigos, sino porque es muy común que los jugadores, por más amigos, cuates y «chiles» que sean, acaben «agarrados del chongo» y se dejen de hablar durante días. Así como diría mi mamá: «Todo es risa y risa hasta que alguien pierde un ojo».
- Monopoly: y, hablando de aplastar a los demás sacando los peores instintos, ¿cómo dejar atrás un juego cuyo objetivo está basado en el capitalismo más despiadado? Monopoly es un juego en el que los jugadores simulan la compraventa de negocios dentro de un circuito y donde cada vuelta uno cobra su «salario» y así poder adquirir propiedades que nos servirán para exprimir a nuestros oponentes hasta el último centavo, obligándolos a pagar intereses, hipotecar sus bienes y hasta ir a la cárcel. El juego no tiene un final específico, pues, una vez en bancarrota, uno puede seguir jugando por días. Pero, bueno, al menos uno no paga en la casilla de estacionamiento…
- Battleships —o submarinos—: este 1 vs 1, que inicialmente existió en lápiz y papel desde 1931 y que ha venido en decenas de variantes, tiene como objetivo hundir la flota de barcos enemiga, colocada sobre un plano cuadriculado, donde las ubicaciones de los navíos son invisibles para cada oponente. Cada turno, un jugador dice una coordenada simulando el lanzamiento de un proyectil; así, el oponente puede mencionar su uno de sus barcos fue dañado, humdido o si, simplemente, «nomás no». Eso sí, una vez por partida, uno puede inspirarse en su Lord Nelson interno y lanzar el poderoso «Blockbuster», un proyectil que puede acabar con una zona grande del mapa de una sola vez.
- Scrabble: en fin, para Algarabía no podía faltar un juego de palabras, pues Scrabble, sí, ¡es un juego de palabras! Cada jugador inicia con siete fichas que representan una letra del alfabeto y trata de formar palabras en cualquier dirección -arriba, abajo, al centro o pa’dentro- en un tablero cuadriculado. Según la casilla, el valor de las letras y la dificultad de la palabra, se ganan puntos para declarar al vencedor.
- Pictionary: sombra aquí y sombra allá, si Scrabble es un juego de palabras, éste es un juego donde, cada turno, un miembro del equipo dibuja para comunicarle a su equipo algún concepto dado por el juego. Al final, cada equipo toma nota de los puntos y se declara al ganador. No se necesita ser un Rembrandt, sólo la capacidad de expresar conceptos abstractos gráficamente y pelear en equipo sin caídas… pero con límite de tiempo.
- Catán: el objetivo aquí es generar rutas de comercio en una isla e impedir que otros las hagan, administrando e intercambiando recursos para construir más y mejores ciudades y puestos, «haciendo camino al andar». Eso sí, como en todo camino, existe un asaltante malhechor que se mueve entre territorios saboteando todo. Gana aquel que logre más puntos adquiriendo un ejército, tenga más ciudades o demuestre que la tiene más grande -la ruta comercial.
- Stratego: es como un «captura la bandera» pero al mando de un ejército napoleónico. Uno despliega sus tropas enfrentándose al enemigo; cada unidad tiene un puntaje del 1 al 10, donde el número más grande vence al menor. El detalle es que uno no puede visualizar ni la bandera, ni las bombas, ni el puntaje de las tropas del enemigo y, cuando el otro ataca con su soldado a tu general, puedes ponerte prepotente y decir: «No sabes con quién te metes» y eliminar al adversario. En fin, «Nunca interrumpas a tu enemigo cuando esté cometiendo un error».
Así como estos juegos, existen muchos más que vale la pena mencionar -y tenerlos a la mano para días lluviosos o cuarentenas-, pero que dejamos fuera, como el Life, Yahtzee, Conecta 4, Reversi, los de cartas y los de destreza, entre otros, pero ése es otro artículo «que será escrito en otra ocasión…».
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