Nos dice María Moliner en su Diccionario de uso del español que esta palabra viene del latín inculcāre, «apretar una cosa pisándola», voz formada por calcare, ‘pisar’ y calx, -cis, ‘talón’, de ahí que signifique «apretar una cosa contra otra».
Curioso origen y curiosa acepción; tú pensarás entonces que es posible inculcarle un abrazo a alguien, por ejemplo. Sin embargo, la acepción que normalmente empleamos, es la que nos ofrece el DRAE: «infundir con ahínco en el ánimo de alguien una idea, un concepto, etcétera». El acto de inculcar remite, pues, a la imagen de imprimir algo en alguien como si de una huella grabada en la tierra se tratara.
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