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Imágenes sexuales en el cine

Las imágenes sexuales transgresoras y prohibidas llegan al cine desde antes de que este género se funde como tal.

Las imágenes sexuales transgresoras y prohibidas llegan al cine desde antes de que este género se funde como tal. En 1873 el fotógrafo Eadweard Muybridge fue contratado por el entonces gobernador de California, Leland Stanford —quien era criador de caballos y aficionado a la ciencia—, para tratar de demostrar su teoría de que en cierto momento los caballos trotadores despegaban las cuatro patas del piso.
Tras varios intentos fallidos, Muybridge inventó un curioso dispositivo de cámaras que, operadas por un mecanismo de relojería, fotografiaban el caballo a determinados intervalos de tiempo, de manera que el movimiento se capturaba en una secuencia de imágenes. Así, la teoría de Stanford pudo demostrarse gracias a la evidencia fotográfica.
[…] El siguiente paso en el trabajo de Muybridge consistió en construir una máquina con la que se podía reconstruir el movimiento a partir de secuencias fotográficas, a la que llamó zoopraxiscopio —debido a que se trataba principalmente de estudiar el movimiento animal y por extensión de los seres vivos—. La máquina funcionaba aplicando el principio de la persistencia de la retina: la ilusión de movimiento creada cuando una imagen deja una «huella» en la retina al permanecer por una décima de segundo antes de desaparecer y que luego es sustituida por una imagen consecutiva que da la impresión de movimiento ininterrumpido.
A partir de 1881 la máquina de Muybridge, como otros inventos científicos, pasó a ser una especie de atracción de feria. Al principio presentaba sólo imágenes de caballos, pero más tarde incluyó otros animales, así como hombres y mujeres haciendo tareas cotidianas. Curiosamente, al retratar el movimiento masculino, Muybridge ponía a sus modelos a realizar alguna actividad «viril» como martillar, correr, lanzar o hacer algún ejercicio o movimiento relacionado con un deporte. En cambio, rodeaba a las mujeres de clichés cargados de sexualidad.
Muybridge explotaba, deliberada o accidentalmente, el erotismo codificado del cuerpo femenino y penetraba en el territorio del fetichismo, con lo que el análisis científico y el estímulo sensual se fundían en una sola cosa. Por ejemplo, una mujer aparece corriendo y de pronto, en un movimiento gratuito, se toca discretamente un seno con las yemas de los dedos; otra mujer lleva puestos velos que acentúan la idea de desnudez; otras lanzan besos al aire o mueven abanicos sensualmente.
Eadweard Muybridge creaba escenarios para sus modelos, como habitaciones o simplemente camas, que pretendían dar naturalidad a la escena, pero que en realidad despiertan la imaginación erótica al crear lo que en el cine se conoce como «el espacio negativo»: el área donde se establece un diálogo y una confrontación entre lo que se ve y la imaginación del espectador. Las elecciones de Muybridge tienen explicación: en ese tiempo las actividades socialmente toleradas para la mujer no eran precisamente los deportes ni el trabajo físico. Así, a pesar de su afán científico por registrar la verdad, Muybridge dio los primeros pasos hacia la construcción de un discurso cinemático para la representación de la mujer en el cine, y con ello hacia la invención de su imagen sexualizada.
Para leer completo este artículo de Naief Yehya, busca Algarabía Tópicos 4: Sexo, censura y cine.

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