Y hay más temas en esta Algarabía que si sumamos 14 best sellers y la guerra y la paz. Así que no nos conformamos con platicar por encimita sobre Rusia y su ensalada, sus recetas deliciosas —como su borscht y sus blinis—, su té y su vodka, sino que fuimos más allá; pensamos, indagamos, investigamos y llegamos hasta el meollo del asunto para contarles qué pasó realmente en Chernobyl y por qué es una ciudad fantasma, y cómo es que nació el kgb.
Además, explicamos —más o menos— cómo funciona el alfabeto cirílico; cuál es la literatura clásica rusa según Sergio Pitol; qué onda con la propaganda de ese país y qué quieren decir palabrotas como bolchevique, gulag, perestroika y glásnot.
Por otro lado, presentamos cifras históricas sobre el alcoholismo en Rusia y una anécdota de José Emilio Pacheco, que fue intimidado por nuestro «Stalin» mexicano; la semblanza de Garri Kaspárov —el legendario ajedrecista que «le ganó» a las máquinas— junto con otra del simpático y filosófico Vinni Pukh —la versión rusa de Winnie the Pooh, pero dibujado con crayolas— y una breve explicación de las Cuatro Internacionales. Para terminar, les contamos por qué la teoría de Oparín sigue vigente, por qué ni la montaña rusa ni «las rusas» —tan famosas— son de allá y desmentimos el mito de la existencia de un teléfono rojo directo entre Moscú y la Casa Blanca.
Y de otros lares, traemos qué fue del muro de Berlín, las superplantas únicas y fántasticas, el origen etimológico —y por demás ominoso— de la palabra trabajo; una lista de las memorables pioneras mexicanas; qué pasa cuando te da la ciguatera; la historia del tostador de pan eléctrico, y un repaso por la historia del Colegio Nacional.
Coma, beba, fume —o no—, mientras lee Algarabía, porque pasársela bien hoy día no está en chino, sino en ruso.
María del Pilar Montes de Oca
