¿Estás hasta la coronilla de las monarquías y deseas que se extingan de inmediato? ¿Crees que en pleno siglo XXI las familias reales que se enriquecieron con la esclavitud, el saqueo, el genocidio y otros crímenes históricos deberían perder sus privilegios? ¿Crees que la realeza es sólo una institución ornamental, empolvada, rancia y superada? ¡Pues no es tan fácil! ¿Has pensado en lo diferente que sería el mundo si esto sucediera?
¿Te has planteado las consecuencias de que así, por decreto, se terminara lo monárquico?
Ponte a pensar qué pasaría con versiones populares de este estrato como «Mi reina chula». No me imagino en su lugar un democrático «bella ciudadana» o «presidenta» o «gobernanta».
Qué pasará con «La reina de la primavera», «La reina de la feria…de Inserte localidad», «El rey feo», «Mi rey santo» —socorridísimo por las mamás—. Qué dirá una orgullosa mamá a su hijo cuando, viéndolo bañadito y con sus mejores ropas, quiera decirle: «Hasta pareces un príncipe».
Qué dirá un orgulloso papá a su pequeña hija cuando a ésta cuestione: «A ver, dígame, quién es su reina». No crees que cuando un sujeto que quiere contentar a “su reina” en lugar de decirle: “No se enoje, mi reina”, le diga “No se enoje mi presidenta, patrona o gobernanta” se verá en más problemas.
Qué harán los sesudos publicistas cuando les quede vetado que para el 10 de Mayo recurran al «Para la reina del hogar». No, no está tan fácil. No me imagino que tengan que cambiar la letra de «Hasta la reina Isabel baila el danzón…», y muchísimo menos que la emblemática y etílica canción de «El Rey» tenga que cambiar título y letra. No me imagino una voz aguardentosa que cante «Pero sigo siendo un gonermamte». Pienso que este tema da para el análisis.
Un enorme abrazo desde Tlaquepaque, Jalisco. Javier Nuño