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Guarura

Guarura, gorila o como quieras llamarles, son protectores de gente famosa, políticos y familias poderosas.

Sustantivo masculino —coloquial—. Para los francoparlantes es gorille —«guardia personal, gorila»—, para los anglosajones es bodyguard —recuerde la película de Whitney Houston: The Bodyguard (1992)—, para los hispanohablantes, como bien dice Carlos Bonfil,1 es custodio y guardaespaldas, aunque los mexicanos usamos —más de lo que cree— el término guarura.

Pero, cuando hablamos de guarura no sólo nos referimos al subalterno que protege y cuida a su jefe o a la familia de éste, sino que posee una connotación que bien hace notar el Diccionario del español usual en México: guarura es «el individuo fuerte, prepotente y de armas tomar, encargado de proteger a una persona, en particular a algún político o algún empresario poderoso» —la expresión gorila, del francés, es válida completamente: «Ahí viene ese cuate con sus gorilas».

Para los venezolanos y los colombianos, la guarura es un caracol que sirve para producir un sonido que se escucha a distancia; así que su guarura —en femenino— y nuestro guarura —masculino, completamente— son diferentes, aunque los dos llaman la atención, pues nuestro guarura se caracteriza por hacer más aspavientos de los necesarios y andar con el arquetípico radio en la mano.

La pregunta es: ¿cómo nos hicimos de ese vocablo tan particular? La respuesta nos la dio el filólogo Arrigo Coen Anitúa, al contar la anécdota sobre el inicio de su uso y difusión, que ocurrió en la zona tarahumara —donde hablan una lengua del grupo de las yutoaztecas, actualmente usada por alrededor de 90 mil personas—: «Visitaba un presidente de la República una de las comunidades tarahumaras, por lo que, cuando las autoridades indígenas le presentaron sus respetos, lo hicieron con estas palabras: “Sed bienvenidos, tú y los demás wa’ruras que te acompañan”, lo que era una clara referencia hacia el régimen social tarahumara, donde las comunidades eran representadas por una especie de senado —o consejo de ancianos— [cuyos miembros son] conocidos como “los grandes” que, dicho en tarahumara, es wa’rura o wa’rubera ».2

Lo que ignoraban las autoridades indígenas que saludaban al primer mandatario era que sus acompañantes pertenecían a su escolta personal, los que, a partir de entonces, se quedaron con este mote, que se hizo extensivo a quienes realizan dicha actividad y cuyas herramientas de trabajo fueron retratadas por Jaime López: «Con fusca y con cachiporra, te paso andar de guarura».

1 Carlos Bonfil, «El custodio», La Jornada, 14 de noviembre de 2007.

2 Arrigo Coen Anitúa, «¡Aguas con los guaruras!», en Correo del maestro 138, noviembre 2007.

Ignacio Gómez Gallegos es director de Mercamétrica, una empresa que se especializa en bases de datos y directorios empresariales. Además, es autodidacta especialista en trivia. Ha recopilado datos estadísticos curiosos sobre México, que han sido publicados en Récord de México… aunque usted no lo crea, México: Lectorum, 2002.

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