El Financiero
Esta es la semana de los gritos, no sólo para celebrar el inicio de la Guerra de Independencia Mexicana, sino por los piquetes, pues en diversos estados del país continúa la jornada de vacunación contra la Covid-19 y, para que su efecto sea el adecuado, diversos expertos han desaconsejado beber alcohol tras recibir la dosis.
Aunque no se han realizado ensayos clínicos sobre las consecuencias, se sabe que si se consumen estas bebidas en exceso durante los días posteriores a la vacunación el sistema inmunitario resulta afectado, ya el alcohol no permite el desplazamiento de los anticuerpos a donde está el virus y el organismo queda expuesto a las infecciones.
Además, de acuerdo con la doctora Rosa María Wong, del Laboratorio de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UNAM, se recomienda no tomar alcohol en 72 horas tras la vacuna, ya que puede enmascarar o potenciar los efectos secundarios.
¡Pero no entres en pánico! La gastronomía mexicana es tan diversa que cuenta entre sus menús con muchas opciones sin piquete. Te mostramos algunas opciones para que celebres las fiestas patrias sin que se te atore el pozole.
Aguas frescas
Hace más de cien años, antes de que el refresco tomara protagonismo, era común ver por las calles a las famosas “horchateras”, mujeres que ofrecían estas bebidas refrescantes a los acalorados transeúntes.
Aunque ya no las vemos con tanta frecuencia, sus preparaciones sobreviven en las cocinas y este 15 de septiembre puedes preparar un combo muy colorido.
Horchata, jamaica o limón son alternativas que nunca fallan, además, también puedes aprovechar que es temporada y hacer de tuna verde o roja, la fruta que aparece en el escudo nacional.
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Tepache
Esta bebida fermentada preparada con cáscaras de piña y piloncillo tiene un sabor que te recordará a la anhelada cerveza. Es un clásico de las loncherías en la Ciudad de México, donde desde mediados del siglo pasado podemos encontrar enormes barriles con su delicioso sabor.
Tejuino
Al igual que el tepache, su sabor parece pariente del de la cerveza, pero no lleva alcohol. Su base es el maíz y el piloncillo y, según el Diccionario enciclopédico de la gastronomía mexicana, “se prepara disolviendo piloncillo en agua caliente y se mezcla con masa de maíz, previamente desleída en agua. El resultado es un atole al que se le agrega jugo de limón y se deja reposar”.
Se sirve con hielos, jugo o nieve de limón y, en algunos lugares, con sal de grano.