Pianista de ejecución impecable, lo mismo fue aprendiz que maestro, solista que acompañante y arreglista que intérprete; lo mismo produjo material comercial que obras convertidas hoy en referentes históricos de la música mexicana; lo mismo dio vida a una pieza de jazz que a una sinfonía, un bolero, o un tema de mariachi. Él fue Enrique Nery.
Alumno
El compositor, arreglista, intérprete y uno de los representantes más importante de las notas sincopadas en el país nació en la Ciudad de México, en 1945. Hijo y nieto de músicos, desde muy pequeño desarrolló sus habilidades musicales con un acordeón que, años después, cambiaría por las 88 teclas de un piano.
En 1957 ingresó a la Secundaria #26, entonces incorporada al Conservatorio Nacional de Música en donde, por el plan público de estudios que por aquella época aún incluía formación musical, pudo desarrollar el talento que los genes le concedieron. Poco tiempo después, a Nery se le encontraba ya tocando junto a su hermano en algunos lugares públicos de la desde-entonces-bulliciosa capital.
Luego de un par de años de vivir bajo las luces nocturnas de la ciudad, y aún sin cumplir siquiera la mayoría de edad, consiguió codearse con los grandes de la música comercial en el país. A principios de la década de 1960 se incorporó a las orquestas de Pablo Beltrán Ruiz y Dámaso Pérez Prado ⎯con ésta última realizó una gira por Japón, Portugal y Sevilla⎯; igualmente, tuvo la oportunidad de tocar junto al mismísimo Mario Ruiz Armengol ⎯con quien su padre, saxofonista, colaboraba también varios, varios años atrás.
«Soy un músico que aspira a tener un panorama globalizador.»
—Enrique Nery
Otra influencia
Durante la primera mitad de la década de los sesenta, un movimiento de rock proveniente de los ee.uu. permeó en México. Cientos de bandas vieron la luz en medio de una nueva tendencia que parecía abarcar al interés del público e, incluso, el de los propios músicos. Sin embargo, Nery nunca estuvo atraído ⎯ni contemplado [«por fortuna», decía él]⎯ por la idea de formar parte de alguna de las agrupaciones que representaron al fenómeno de los «rebeldes». En plena juventud, alejado de la tendencia prefirió llenar sus oídos con las notas de músicos como Oscar Peterson y, principalmente, Bill Evans.
«Introvertido y culto, Bill Evans estaba como tocado por la mano de Dios», llegó a afirmar. Para Nery, el impresionismo en el jazz aportado por el pianista estadounidense fue vital para la formación de un nuevo género en nuestro país. Fue, sin duda, su más grande influencia.
La música ocurre
«El bohemio del bigote» regaló su magia a muchos de los intérpretes más importantes ⎯y comerciales⎯ que ha visto nacer el país. Sin embargo, como todo músico, saboreó también lo amargo de las profesiones canalizadas al arte. Las oportunidades, el trabajo y las ganas comenzaron a faltar. Parecía que nada se daba, que nada ocurría. En aquel momento, sin embargo, encontró en la música un refugio que le reafirmó el porqué de su vocación, de sus esfuerzos y de su paciencia. Fue también ése el momento en el que, al ver que lo único que podía hacer ante la adversidad era seguir creando música, compuso una de sus más emblemáticas piezas: «Even so».
«Even so», interpretada por Aarón Cruz
Un jazz bien mexicano
La relación política–música ha sido desde siempre controversial. Para Nery, ambos temas eran dos cosas que pertenecían a universos distintos. Consideraba fundamental la labor de abstracción de los músicos, la de concentrarse en la misión de hacer crecer al arte por el arte mismo. «No se trata de una misión heroica, sino de un esfuerzo de introversión», creía. Sin embargo, Nery nunca estuvo completamente desconectado de su contexto: aprovechó cada una de sus circunstancias para lograr que el país en el que «hemos llegado tarde a todas las cosas» pronto se sumergiera en las novedades artísticas que eran abrazadas ya por otros países.
Impulsado por esa motivación, Enrique Nery dedicó gran parte de su vida ⎯y su obra⎯ no sólo a promover el género, sino a formar nuevos músicos, a vincular generaciones y, principalmente, a darle una identidad propia al género del jazz en México.
Nery describió su labor así: «Retribución. Retribución a la tierra, a la música, a mis padres. No me mueve más nada».
Porque enchinaba la piel, porque no tenía etiquetas; porque fue el eslabón que unió generaciones, géneros y muchas inspiraciones, Enrique Nery fue una de las grandes estrellas que quedaron por siempre grabadas en la historia de la música y las artes de nuestro país.
Enrique Nery (1945 – 2014)
Algunas de sus producciones:
- The New Mexican Sound of Enrique Nery
- Perseverancia
- Dueto Nery / López
- Contrastes
- From Mexico to the World
- Solo Sessions
- Mexicanista
- ¿Quién eres tú?
- Toda una vida
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Referencias:
⎯Entrevista de Armando Báez.
⎯Entrevista de Ismael Carvallo.
La autora de este artículo (@luigiwich) lamenta el reciente fallecimiento del nombre en cuestión ⎯del nombre, sí, porque al legado labrado durante más de medio siglo le queda mucha, mucha vida más.