El museo, que en la antigua Grecia estaba asociado al templo de las musas y que durante el Renacimiento se instituyó como un edificio dedicado a la exhibición, ha sido el espacio que resguarda objetos preciados de una cultura o civilización determinada. En la actualidad, también busca el diálogo constante con sus visitantes, con nuevas maneras de aproximarse, reconocer y transitar los espacios en las distintas propuestas museográficas y curatoriales que permiten las exposiciones temporales, así como actividades paralelas —ciclos de cine, conferencias, conciertos— que nutren el contenido de las exhibiciones.
El cine se ha encargado de colocar su mirada sobre estos espacios —tanto al exterior, para admirar sus cualidades arquitectónicas; como al interior, para apreciar las obras que habitan en él— con la intención de reflexionar, no sólo sobre la estética, el gusto, el placer y lo bello en el arte, sino para proponer metáforas visuales de los sentimientos y problemáticas de los personajes. En los filmes, el museo es una especie de puerto para personas agobiadas que desean exorcizar sus demonios, turistas en búsqueda de nuevos conocimientos sobre otras culturas, intelectuales demostrando sus amplios conocimientos, jóvenes que sólo buscan pasar un buen rato y, en el caso más pirotécnico, agentes buscando a peligrosos criminales.
La siguiente selección responde a la presencia efectiva de los museos como espacios de tránsito y contemplación donde se ejecuta el juego de la doble mirada: vemos a los personajes y somos testigos de lo que éstos ven los personajes. Como espectadores, los acompañamos en su recorrido al interior de los recintos.
10. Museo Nacional Arqueológico, Nápoles, Italia
Katherine —Ingrid Bergman— y Alex —George Sanders— son una pareja británica que llega a Nápoles para vender una propiedad perteneciente a un enigmático familiar recientemente fallecido conocido como el tío Homero. Durante su estancia, la pareja comienza a padecer una crisis y decide recorrer algunas zonas de Italia. Alexander realiza una excursión a Capri, donde socializa y coquetea con otra mujer; Katherine invierte sus días en el Museo Arqueológico de Nápoles.
Roberto Rossellini se concentra en mostrar las obras —esculturas mitológicas de mármol, bustos de emperadores romanos—, creando metáforas visuales que representan las emociones reprimidas de la mujer. Viaggio in Italia es un filme impulsado por la sucesión de diferentes estados de ánimo; una atmósfera emocional que resplandece o se oscurece debido a los pintorescos alrededores de la región. El rico simbolismo del paisaje italiano —las piscinas volcánicas en el Vesubio, las ruinas de Pompeya, y todos esos sitios que han despertado la imaginación de los artistas, al menos, desde Virgilio— hacen más palpable y doloroso el vacío emocional del matrimonio.
9. Museo Legion of Honor, San Francisco, ee.uu.
El realizador británico, Alfred Hitchcock, sentía una fuerte atracción hacia el área de la bahía de San Francisco y la utilizó como escenario en varios de sus filmes, entre ellos, The Birds (1963), Shadow of a Doubt (1943) y Vertigo (1958). Este último se centra en la historia del detective Ferguson —James Stewart— que es contratado por un viejo conocido para vigilar a su esposa, Madeleine —Kim Novak—.
Él la sigue a todos los lugares que visita: calles, tiendas, casas, hoteles y otros recintos, entre ellos el Museo Legion of Honor. Ahí, Madeleine se sienta en una banca de la Galería 6 y mira fijamente un cuadro titulado Retrato de Carlota. La pintura se convierte en un objeto de deseo, pero más que la pieza artística, Madeleine se siente atraída por la mujer representada —incluso, copia el modelo de su peinado y porta accesorios similares, como el ramo de rosas—. Se trata de una reminiscencia del ser que la atormenta: su bisabuela Carlota, muerta varios años antes de manera trágica.
Actualmente, el cuadro no está disponible para el público, ya que la obra fue realizada por el expresionista abstracto, John Ferren, específicamente para el filme.
8. Museo Memorial de la Paz, Hiroshima, Japón
Emmanuelle Riva interpreta el papel de una actriz francesa que, poco después del fin de la ii Guerra Mundial, viaja a Hiroshima para realizar un filme pacifista. Ahí conoce a un arquitecto japonés —Eiji Okada— con quien mantiene un breve, pero intenso amorío. Esta vivencia le hará recordar su historia de amor con un soldado alemán en la Francia ocupada durante la guerra.
Con una estructura basada en el recurrente uso de flashbacks, Alain Resnais teje, con delicadeza, el dolor —pasado y presente— no sólo de la mujer, sino de la sociedad japonesa que sufre los estragos de la guerra y el bombardeo atómico. En los primeros minutos del filme, él asegura que ella no conoce Hiroshima; y la mujer responde que ha visto —y conoce— la ciudad a través de las imágenes del hospital y también del museo.
Resnais muestra la fachada, las escaleras, las obras —fotografías y maquetas—, los visitantes que pasean y contemplan las reconstrucciones de la tragedia de 1945 en un recinto que fue fundado en 1955 y que funciona como memoria colectiva de una ciudad doliente.
7. Museo Nacional de Historia Natural, París, Francia
En una secuencia de La Jetée, filme experimental de ciencia ficción construido con secuencias de fotografías fijas en blanco y negro, la pareja protagonista visita un museo de historia natural en el que los animales se mantienen estáticos: se encuentran en una especie de suspensión atemporal.
Sin embargo, no hay distinción evidente entre las bestias y las personas. La feliz pareja interactúa con las cebras y los tapires, pero la fotografía fija propone un juego sobre lo difícil que resulta distinguir al ser animado del ser inerte. Ellos, al igual que los animales en exhibición, han sido congelados en el tiempo. Un cuestionamiento sobre la fotografía como mecanismo para capturar y detener el tiempo, como aniquilación del movimiento, como la muerte de lo animado.
6. Museo del Louvre, París, Francia
Uno de los principales depósitos de arte y antigüedades con un valor incalculable, a nivel mundial con un valor incalculable —el Museo del Louvre—, fue el escenario para que el realizador francés, Jean-Luc Godard, filmara su película Bande à part (1964) el intento de sus personajes —Arthur y Franz, dos ladrones que conocen a la bella Odile— por conseguir el recorrido más rápido de la historia del Louvre.
El narrador indica que el trayecto fue realizado en 9 minutos y 43 segundos rompiendo el récord establecido por un norteamericano. En 2003, Bernardo Bertolucci le rindió tributo a esta misma escena en The Dreamers, protagonizada por Michael Pitt, Louis Garrel y Eva Green. En ambos filmes se muestra un trayecto despreocupado y poco atento; lo importante no son las obras, ni la experiencia estética que se puede desprender de cada una de ellas, la finalidad es transitar por salas y pasillos de la manera más rápida posible.
Sin embargo, tanto Godard como Bertolucci detienen la cámara, brevemente, para que el espectador aprecie el enorme lienzo neoclásico —de casi 4 metros de alto— titulado El juramento de los Horacios (1784) de Jacques-Louis David.
El museo más visitado del mundo ha servido como locación de The Da Vinci Code (Ron Howard, 2006) y Visage (2009). En este último, el realizador Tsai Ming-liang le rinde un homenaje al cine y a la Nueva ola francesa con la historia de un director de cine, proveniente de China, que se traslada a Francia para realizar un filme sobre el mito de Salomé al interior del recinto. Visage fue financiada y coproducida por el propio Museo del Louvre con la intención de ver el museo como «edificio vivo», como «la casa de artistas activos».
En el terreno del documental destaca La Ville Louvre (1990), de Nicolas Philibert, que ofrece una mirada a la vida laboral —restauradores, conservacionistas, guardias de seguridad, electricistas— al interior del museo en pasadizos subterráneos y galerías cerradas al público en general.
5. Museo Metropolitano de Arte, en Nueva York, ee.uu.
The Thomas Crown Affair es un remake de la cinta dirigida en 1968 por Norman Jewison y protagonizada por Steve McQueen y Faye Dunaway. Sin embargo, en la adaptación de John McTiernan hay una transformación en la premisa central: la ejecución de un enorme robo no será en un banco, sino en un museo.
Pierce Brosnan interpreta a Thomas Crown, un multimillonario con deseos de arriesgarse a nuevas aventuras. Decide robar un cuadro impresionista, San Giorgio Maggiore al crepúsculo (1912), de Claude Monet, y a partir de ese momento los aseguradores de la obra contratan a una investigadora privada —Rene Russo— para resolver el caso.
El filme inicia con una clara advertencia: «Esta película no fue autorizada, patrocinada ni respaldada por algún museo». Aunque se hace referencia al Museo Metropolitano de Arte, el Met no permitió que se utilizaran sus instalaciones para la realización del filme, por lo que la producción creó su propio museo —una réplica del Met— al interior del estudio de filmación. Otras de las secuencias fueron grabadas en la Biblioteca Pública de Nueva York.
4. Museo Guggenheim, Nueva York, EE. UU.
Orquestado por el artista contemporáneo, Matthew Barney, el ciclo Cremaster (1994-2002) es un sistema estético que consta de cinco largometrajes que exploran distintas ópticas de los procesos de creación. No sólo se trata de una propuesta cinematográfica, sino también de una serie de fotografías, dibujos, esculturas e instalaciones que Barney produce para cada uno de los episodios que conforman su ambiciosa obra.
Su punto de partida conceptual es el músculo cremáster, aquel que controla las contracciones testiculares en respuesta a los estímulos externos. El proyecto es una exploración que combina distintos modelos narrativos enfocados a la creación: la biografía, la mitología, e incluso la geología.
En Cremaster 3, Barney interpreta a un aprendiz que debe sortear una serie de obstáculos para superar al Arquitecto —interpretado por el escultor, Richard Serra—. El escenario es el Museo Guggenheim de Nueva York, cuya estructura en espiral le permite a Barney proponer un trayecto vertical —ascenso y descenso— colgándose de las paredes y llegando cada vez a un nivel superior; una narrativa similar a la empleada en los videojuegos.
Las obras habitualmente exhibidas en el recinto dejan de ocupar el espacio para que el espectador sea testigo de esta lucha contrarreloj. La obra del arquitecto Frank Lloyd Wright también es escenario de una secuencia de acción —con balacera incluida— de The International (2009), dirigido por Tom Tykwer y protagonizado por Clive Owen, quien interpreta a un agente de la Interpol persiguiendo al jefe del Banco Internacional por sus tratos con terroristas.
3. Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia
El 23 de diciembre de 2001, el Museo del Hermitage fue cerrado al público para convertirse en la locación de un largometraje dirigido por el cineasta ruso, Alexandr Sokúrov. Durante noventa minutos, la cámara se desplazó por el recinto, uno de los museos más grandes del mundo. Recorrió los espacios que habitó Pedro el Grande, el auditorio y el escenario del teatro, los magníficos salones del Nuevo y Pequeño Hermitage, el jardín, el espacio conocido como Apolo, la sala de San Jorge, la sala de Malaquita, el cuarto de Nicolas y muchas otras salas del Palacio de Invierno. Este panorama ininterrumpido de las habitaciones, los corredores, pasillos y espacios del Hermitage presenta tres siglos de la historia de Rusia, desde la fundación de San Petersburgo hasta inicios del siglo xxi.
Sin embargo, el trayecto visual no se condensa en una sola línea narrativa fija, sino que —mediante la inserción de algunos personajes que acompañan e interactúan con el narrador— Sokúrov ofrece un panorama de varios acontecimientos en la historia del país europeo. Las habitaciones son contenedores de varios de los episodios de la vida de los gobernantes rusos. Y también destaca la escenificación de grandes bailes, como el de 1913 que fue el último en ser realizado en el Gran Salón cuando todavía existía el Imperio ruso.
2. Tate Modern, Londres, Inglaterra
Chris Wilton —Jonathan Rhys Meyers—, un joven profesor de tenis con muchas ambiciones tiene acceso a la alta sociedad londinense gracias a su amistad con Tom —Matthew Goode—. Se enamora de Chloe —Emily Mortimer— quien es hermana de Tom, y formaliza una relación con ella. Sin embargo queda maravillado con la sensual rubia norteamericana, Nola —Scarlett Johansson—, y decide mantener un romance con ella.
En esta historia de ambición, Woody Allen ha determinado que sus personajes tengan casuales y fatídicos encuentros en lugares turísticos de lujo: Notting Hill, las orillas del Támesis en Westminster, Bond Street, los teatros del West End y la Tate Modern Gallery. En este lugar, Chris se reencuentra por casualidad con Nola y discretamente le pide su número telefónico para poder localizarla y comenzar su aventura amorosa.
Antes de Match Point, Allen recurrió a los recintos museísticos más importantes de Nueva York —Guggenheim, MoMa, Met, Whitney, Historia Natural— en su filme de 1979, Manhattan, para mostrar las credenciales culturales, gustos y pretensiones de sus personajes inmiscuidos en un ambiente intelectual. Posteriormente recurrió a una dinámica similar en Midnight in Paris (2011) mostrando el Museo Rodin.
1. Museo de Arte Reina Sofía, Madrid, España
El protagonista —Isaach De Bankolé—, un hombre conocido como «Lone Man» e impecablemente trajeado, reúne varias pistas para cumplir con su misión. El enigmático viajero recorre la soleada España —principalmente Madrid y Sevilla— para reunirse con excéntricos personajes —interpretados por Tilda Swinton, John Hurt, Bill Murray, Gael García Bernal, Paz de la Huerta, entre otros— y sostener conversaciones —cuyos diálogos en más de una ocasión se repiten y reinciden en la problemática de la ficción/realidad— para construir una especie de existencialismo circular donde los conceptos predominan sobre el contenido en este filme dirigido por Jim Jarmusch.
«Lone Man» visita el Museo Reina Sofía poniendo atención en tres cuadros: El violín (1916) de Juan Gris, Desnudo femenino (1922) de Roberto Fernández Balbuena, y Gran sábana (1968) de Antoni Tàpies. Cada uno de ellos funciona como referencia —y reafirmación— de momentos visuales —precedentes o posteriores— de la película.
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