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Editorial Algarabía 94

Nunca habrá una ciudad como Londres. No la habrá porque no existirá otro Imperio como el británico: uno que recorra el orbe entero, blandiendo espada, conquistando territorios, creando colonias por aquí y por allá...

Nunca habrá una ciudad como Londres. No se repetirá. No la habrá porque no existirá otro Imperio como el británico: uno que recorra el orbe entero, blandiendo espada, conquistando territorios, creando colonias por aquí y por allá, y por tanto, teniendo influencia y preponderancia sobre el ser y el acontecer de millones de personas en Oriente y en Occidente, en el Sur y en el Norte.
Londres es la ciudad que erigieron los celtas cerca de las aldeas de Llyn Din, antes del Imperio romano, y que a partir de Julio César, en el año 55 a.C. empezó a llamarse Londinium y fue la capital de Britania; la misma que en 1066, después de la victoria de Guillermo «el Conquistador», fue creciendo como centro y rectora de un emporio político y económico —que con la reina Victoria en el siglo XIX llegaría a su cenit— y que aún goza de las mieles de haber sido el centro del mundo.
Por esto y más, todos, incluidos los que estamos «del otro lado del charco» la conocemos y reconocemos. Yo, la primera vez que fui a Londres, identifiqué miles de puntos distintivos y emblemáticos que han sido reproducidos hasta el cansancio y que, incluso quienes no pudiesen tener la más mínima cultura general o el más magro conocimiento del mundo, pueden reconocer.
Características que son casi proverbiales: no hablo solamente de sus taxis, de sus autobuses de dos pisos, ni de la guardia real ni del Palacio de Buckingham, porque ésos ni los conocí, sino de miles de callejuelas y avenidas entrañables con sus lugares clave, como el número 221B de Baker Street o las de Notting Hill; de lo mal que se come —que sí es real—; del té que toman; de que manejan, como diría Woody Allen «by the wrong side»; de la amabilidad y la flema; del clima de 7 ºC todo el año, entre muchas cosas más.
Y este número 94 hace honor a todo esto, a una ciudad ancestral que es de las más modernas del globo en el siglo XXI, a este lugar que todo el mundo debería conocer alguna vez, aunque sea mediante libros, fotos, televisión o Internet. Aquí le presentamos una cronología y un mapa detallado de esta ciudad con todo y Támesis; le contamos la historia de su fundación; hacemos alusión a sus símbolos e íconos inconfundibles; hablamos de londinenses connotados y mundialmente afamados: Churchill, encabezando la lista, y siguiendo con sir Walter Raleigh y Agatha Christie.
Además, esclarecemos varios mitos sobre Shakespeare, les contamos cómo nació el smog en esa ciudad, la historia de los estudios de grabación Abbey Road y de los acentos londinenses, de dónde viene la palabra spam, cómo fue la fundación de Londres y de qué va la famosa campaña real de Keep Calm, que está tan en boga. Y por último, presentamos el auto de James Bond, como objeto de nuestro afecto; relatamos cómo nació el sistema inglés de pesos y medidas, y ¿qué onda con la guerra de las Malvinas? Para cerrar con broche de oro con un artículo muy sentido acerca de, nada menos y nada más, Pink Floyd.
Deseo de verdad que disfruten este paseo por London Town y que no olviden sacar su paraguas, por si acaso.

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