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Embarazo, ¿felicidad total?

En la especie humana la reproducción es una condición esperada con naturalidad.

Por desgracia no siempre es así y un buen porcentaje de pacientes requiere eventualmente algún método terapéutico —o asistido— para lograr el embarazo. Pero, independientemente de la forma: natural o contratamiento médico, o el tiempo que hayan esperado, cuando a una pareja se le comunica en una primera consulta médica —la que habitualmente tiene lugar de 2 a 3 semanas después de la concepción— la noticia de que hay un embarazo, el sentimiento natural, esperado y «humano» es el de «ponerse feliz».

Es muy común —en gran parte debido a la naturaleza propia de la condición humana— que, cuando el médico da esta noticia, la pareja no sólo sienta la felicidad natural de una buena nueva, sino que la mayoría de las veces inicie procesos mentales como: «¿será niño o niña?», «¿en qué mes nacerá?», «¿qué nombre le pondremos?», «¿a quién se parecerá?», «¡prefiero mil veces parto que cesárea!», etcétera.

Pocas personas tienen en ese momento la sensatez de pensar: «¿se logrará que el embarazo llegue a término con un bebé sano?». Es probable que en lamente profana se explique la naturalidad de que «si sucedió, tiene que estar todo bien», pero cualquier médico juicioso y medianamente entrenado sabe que, cuando da la noticia de un embarazo, debe de considerar —quizá sólo desde sus adentros— que:

  1. de 15 a 20% de las gestaciones culmina en abortos durante el primer trimestre, porcentaje que se ve incrementado si la mujer es mayor de 37 años o hubo algún método terapéutico para conseguir el embarazo.
  2. de 12 a 15% puede terminar precozmente por eventos tales como la ruptura prematura de membranas—causa más frecuente de prematurez—, con recién nacidos que pueden ir desde la normalidad hasta la muerte neonatal, pasando por aquellos con déficit neurológico o multiorgánico.
  3. de 1 a 2% son embarazos ectópicos —fuera del lugar normal de implantación, que es el útero o «matriz»—,los cuales no son viables y en la mayoría de los casos requieren tratamiento quirúrgico. Su frecuencia se incrementa en casos de antecedente de infertilidad, edad materna avanzada, entre otros factores.
  4. más o menos 10 o 15% se cursa con enfermedad hipertensiva del embarazo o preeclampsia, la causa más frecuente de mortalidad materna en México.
  5. de 1 a 2% presenta muertes intrauterinas o neonatales tempranas, algunas de causa desconocida y otras asociadas a malformaciones genéticas incompatibles con la vida, diagnosticadas o no prenatalmente.
  6. de 2 a 5% tiene malformaciones compatibles con la vida que, dependiendo de su severidad, pueden o no condicionar morbimortalidad neonatal temprana o tardía.

Se debe ser lo suficientemente cauteloso en el pronóstico yen la evaluación prenatal. En general, quienes se embarazan hoy en día deberían de tratar de evitar conductas «exóticas», que finalmente no sirven de nada—partos en agua, por ejemplo—, y comentar con el médico, consulta a consulta, qué es lo que hay que esperar normalmente en cada trimestre de la gestación que pudiese significar alguna complicación.

Aunque parezca increíble, la gestación, aun hoy en día, con todos los recursos y la tecnología que tenemos a nuestro alcance, sigue siendo un proceso delicado. Se pueden hacer consideraciones distintas, pero el corolario puede resumirse en que el embarazo no es una condición que culmine necesariamente como todos deseamos y estos números lo comprueban.

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