Dice el relato de un preso de la Rotunda, Venezuela, que en la cárcel había una mata de guayaba a donde los presos aquejados por el mal de amores acudían para liberarse de su pena. De ahí que hoy, en esta región, «estar enguayabado» o «a la sombra del guayabo», sea sinónimo de estar triste o nostálgico de amor. Pero honestamente, ¿quién no lo ha estado alguna vez?
Segunda de dos partes
Uno quisiera que el amor, esa emoción que cubre cualquier desdicha, no se acabara nunca —tal como quisiéramos que nunca llegara la muerte—. El amor puede analizarse desde muchas perspectivas: como un mecanismo de la naturaleza para asegurar la reproducción; como una emoción del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, busca la unión con otro ser; como una necesidad de Narciso, de observar su belleza desde una mirada ajena. Pero el desamor… ¿tiene alguna explicación lógica? ¿O es simplemente parte de este ciclo, que es la vida? Es decir, ¿no sería igual de extraño si todo fuera eterno?
Aquí la segunda parte de esta lista en la que algunas palabras intraducibles nos dan un esbozo, casi preciso, de esos momentos en que se percibe el desamor.
Toska. Esta palabra proviene del ruso, y describe una sensación de profunda angustia —de angostura, dificultad—; un sentimiento sofocante de añoranza o inquietud enfermiza, provocada en la mayoría de los casos, por la ausencia del ser amado.
Saudade. En portugués, esta palabra tiene dos acepciones posibles: la primera, un sentimiento de añoranza con respecto a algo o alguien a quien alguna vez se amó; la segunda, un deseo sin futuro, constante y vago, de algo que no existe y que posiblemente nunca existirá. Este término, fonéticamente bello, es similar a otro que existe en francés: la douleur exquise, el sentimiento desgarrador que provoca el hecho de ansiar algo que no se puede tener —por ejemplo, un amor no recíproco.
Ya’aburnee. En árabe, esta palabra significa, literalmente, «tú me entierras», y se refiere al deseo de morir antes que el ser amado, para no tener que sufrir su ausencia.
Por último esta expresión de los chinos, también representativa de su concepto acerca del destino, que nace de una idea recurrente al ser humano, y aplicable a cualquier aspecto de la vida, de lo que «hubiera» podido ser.
you yuan wu fen (有緣無份). En inglés, star-crossed lovers. Este concepto describe a aquellos que, como Romeo y Julieta, se encontraron alguna vez, pero por determinada razón no pueden permanecer juntos; es decir, a esa historia de novela, de dos amantes cuya relación es, por más que se le mueva, imposible. Ahora sí, ¿no le dieron ganas de ir a llorar al guayabo?
Para leer la primera parte de este artículo, ve a El lenguaje del amor.
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