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El humor zen

El humor es uno de los medios preferidos de los maestros zen para hacer vacilar los prejuicios y las opiniones establecidas.

El humor es uno de los medios preferidos de los maestros zen para hacer vacilar los prejuicios y las opiniones establecidas. Este artículo nos ofrece una selección de anécdotas, cuentos y dichos de monjes budistas, extraída del basto repertorio de la sabiduría zen, desde sus orígenes hasta nuestros días.

Foto tomada por Wouter de Jong para Pexels.

PRELUDIO

El humor es la libertad del zen. Sacude sin solemnidad el árbol de las doctrinas. El humor es otra manera de enfocar la existencia, de interpretar el mundo; relativiza, aligera, despierta. No hay zen sin humor. Porque el zen desconfía de los intelectualismos, del verbalismo, y privilegia la experiencia directa. Gracias al humor, que nos brinda otra manera de ver la vida, se puede establecer esa distancia feliz que desintoxica las teorías, preserva de las veneraciones intempestivas y salva de integrismos.

El humor zen, en todas las épocas, en todas las religiones, en las culturas más diversas, deshace el orden autocomplaciente; invita, más allá del dogmatismo, a la simplicidad del amor sin límites, a la infinita paciencia, a acogerlo todo y a todos. Y, sobre todo, entreabre «la puerta sin puerta del despertar».

«El humor sutil», «la ironía espiritual», a veces se transforma en glosa, en misterio, y otras veces en broma, en parodia.

Pero siempre busca lo mismo: desacralizar, poner a distancia, y permitir así la libertad, la experiencia personal.

UNA COSA

¡Sólo cuenta una cosa! —repitió toda su vida el gran maestro zen Ryoji.

Pero nunca dijo cuál.

EL MAESTRO ZEN

Un maestro zen es invitado a la televisión. La emisión es en vivo. En el estudio reina una gran efervescencia. Finalmente, mientras transcurren los últimos segundos antes de que empiece la emisión, el presentador se sienta frente al maestro zen y le dice:

—¿No estará nervioso con toda esta excitación a su alrededor?

—No —dice apaciblemente el maestro zen—. Fuera de esta agitación todo está en calma.

PRECEPTOS ZEN

• No tomes la palabra antes de que el otro haya terminadosu frase —muy recomendable en los debates políticos.

• No digas lo contrario de lo que piensas —es lo que en general significa no mentir.

• Y, finalmente, este doble precepto, que parece marcado con el sello de la sensatez: no hables de razón cuando tú mismo estés borracho.

LA VIDA PROSIGUE

El maestro zen prosigue con su vida ordinaria en toda circunstancia. Compárese con esta anécdota:

San Luis Gonzaga, alumno jesuita, jugaba a la pelota con sus compañeros cuando le interpelaron:

—¿Qué harías si te anunciaran que vas a morir dentro de un cuarto de hora?

—Seguiría jugando a la pelota.

EL RUIDO

El ruido no es el ruido.

Si escuchas el ruido con espíritu puro,es simplemente lo que es.

A veces es difícil reconocer lo bien fundado de esta sentencia zen… cuando uno está cerca de un martillo neumático, por ejemplo.

EL BUDA DE MADERA

Una terrible noche de invierno, el monje zen Tan-Hsia se refugió en un templo que parecía abandonado. Encedió un fuego, desplegó su futón y se durmió. Hacia la mañana, como faltaba leña, cogió de un altar una estatua de Buda de madera y la arrojó a las llamas.

Foto tomada por Karolina Grabowska para Pexels.

Cuando llegó el guardián del templo y vio los desperfectos, fue presa de una violenta cólera:

—¡Haré que te detengan por sacrilegio!

Tan-Hsia no decía nada y hurgaba en las cenizas.

—¿Qué haces? —preguntó el guardián del templo.

Separo las reliquias sagradas de Buda…

A ver— dijo el guardián alzando los hombros—, ¿cómo puedes recoger las reliquias sagradas de un Buda de madera? ¡Eres estúpido!

Si las reliquias no son sagradas, entonces el Buda tampoco lo era— dijo Tan-Hsia y, levantándose, cogió del altar un segundo Buda de madera y lo arrojó alegremente al fuego.

¿QUÉ ES BUDA?

La tradición zen exige que uno se desapegue de Buda para llegar a convertirse uno mismo en Buda. Así nace una cultura de la irrisión, que se remonta a los orígenes. Se expresa en fórmulas a menudo insólitas o cómicas:

¿Qué es Buda?…

Tres libras de lino.

Tung-Shan

—Un mojón seco.

Yun-men

—¿Qué es lo que no es Buda?

Nan-Yang Hui-Chung

—Espera a que haya uno y te lo diré.

Nan-Yang Hui-Chung.

Algunos fragmentos fueron tomados del libro de Henri Brunel, Humor Zen, Palma de Mallorca: El Barquero, 2004. Henri Brunel es autor de Los más bellos cuentos zen y de diversas obras de filosofía oriental que han obtenido un éxito considerable.

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