El flechazo amoroso, como todos los fenómenos de la mente, se representa en el ser humano a través de cambios cognitivos, afectivos o motivacionales, así como vegetativos o del cuerpo. Estos cambios son patentes y de distinta índole. En lo cognitivo, en el enamorado se advierten cambios como la «focalización de la atención» en la persona amada y la desatención de otros intereses que se tenían con anterioridad. Ya lo decía Ortega y Gasset: «El amor-pasión es una suerte de estrechez de la atención que da al que la padece un aire especial de embobado y sonámbulo».
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