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El dulce Felipe de Edimburgo

Un monarca benévolo conoce a su pueblo y lo trata como merece ser tratado.
El dulce Felipe

Conforme pasan los años, los humanos nos volvemos cada vez más sabios —prueba de ello fue mi largo camino al trono— y eso parece ser uno de nuestros legados más importantes. Claro ejemplo de ello es el del príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, maestro en el arte de la impertinencia y doctor en el de la imprudencia.

Le presentamos, querido lector, una selecta lista de las mejores frases, las perlas de sabiduría que este brutalmente honesto príncipe nos ha legado.

Felipe de Edimburgo
vía Wikimedia Commons

Enjoy it!

Una virtud muy apreciada en estos días es la de no distinguir colores ni razas, sino únicamente agruparnos y unirnos como una sola y bella especie:


«Parece que fue puesto por un indio.»
El veredícto del duque de Edimburgo sobre una caja de fusibles durante un tour en una fábrica escocesa en agosto de 1999. Después, él mismo matizó su comentario: «yo quise decir ‘vaqueros’. Es sólo que tengo revueltos a mis vaqueros e indios».

«Si te quedas mucho más tiempo aquí, regresarás a casa con los ojos rasgados.» A Simon Kerby, esudiante británico de 21 años, durante una visita a China en 1986.

«¿Qué no la mayoría de ustedes son descendientes de piratas?»
Frase soltada ante los pacíficos habitantes de las Islas Caimán en 1994.


«¿Y de qué parte exótica del mundo vienes?»
Pregunta que en 1999 hizo a lord Taylor de Warwick, político del Partido Conservador cuyos padres son jamaiquinos. El interpelado respondió: «Birmingham».

Extremadamente sincero

Otra virtud muy despreciada por las nuevas generaciones es la sinceridad; es decir, expresar tus propias ideas sin temer a la opinión de los demás:

«Horrible.»
La opinión del príncipe acerca de Beijing durante un tour en China en 1986.

«Con qué haces gárgaras, ¿guijarros?»
Con cariño para Tom Jones, después del Royal Variety Performance de 1969. Al día siguiente añadió: «es muy difícil ver cómo es posible volverse inmensamente valioso por cantar lo que yo creo que son las canciones más desagradables».

«¡Ojalá hubiera apagado el micrófono!»
Así se expresó de la interpretación de Elton John en el 73º Show de la Royal Variety, durante el 2001.

«Tráeme una cerveza. ¡No me importa de qué tipo sea, sólo tráeme una cerveza!»
Luego de que el primer ministro italiano, Guiliano Amato, le ofreciera los vinos italianos más finos en una cena en Roma durante el 2000.

«Ustedes deben de estar locos.»
Con especial dedicatoria a los habitantes de las Islas Salomón, justo después de que le contaran que el crecimiento poblacional era de 5% al año, en 1982.

«No, probablemente termine escupiéndolo sobre todos.»
Así declinó la oferta de un platillo de pescado del restaurante de Ric Stein en el 2000.

«No se ve que se trabaje mucho en esa universidad.»
Se le oyó decir en las instalaciones de ingeniería de la Universidad de Bristol; no le avisaron que estuvieron cerradas para que la reina y él pudieran inaugurarlas oficialmente en el 2005.

Enseñar nunca fue lo suyo

Como todo hombre de sabiduría: enseñar y esparcir el conocimiento a los jóvenes es una misión que el duque de Edimburgo se ha tomado muy en serio:

«¿Entonces te las has ingeniado para no ser comido?»
Pregunta dirigida, durante una visita oficial en 1998, a un estudiante británico que había emigrado a Papúa Nueva Guinea.

«¿Sordos? Si estás cerca de ahí, no es de sorprenderse que lo estén.»
Dicho a un grupo de niños sordos que estaban parados cerca de una banda caribeña con tambores de acero en el año 2000.

«¿Quién de ustedes está en drogas?… Él parece como si estuviera en drogas.»
Comentario dirigido a un miembro de 14 años de un club juvenil bangladesí en el 2002.

«Se parece al tipo de cosas que mi hija trae de sus lecciones en su escuela de arte.»
Frase dicha cuando se le enseñó arte etíope primitivo en 1965.

«Durante el blitz [los bombardeos de la II Guerra Mundial] muchas de las ventanas de las tiendas reventaron y algunas veces ponían un letrero diciendo: ‘más abierto de lo habitual’. Ahora yo declaro a ese lugar más abierto de lo habitual.»
Al develar una placa en el nuevo campus de Hatfield de la Universidad
de Hertforshire, en noviembre del 2003.

«Lo podrás lograr bajando un poquito de peso.»
A un esperanzado aspirante a astronauta de 13 años, Andrew Adams.

Caballerosidad nula

El trato, el tacto y la manera de referirse hacia las mujeres es una de las características más distinguidas del príncipe:

«Tú eres una mujer, ¿verdad?»
A una mujer en Kenia en 1984, después de haber aceptado su regalo.

«No creo que una prostituta sea más honrada que una esposa, pero ambas hacen la misma cosa.»
Desestimando el argumento de que aquellos que venden carne tienen mayor autoridad moral que los que participan en deportes sangrientos, como la caza, en 1988.

«¡Eso las hace parecer como las hijas de Drácula!»
A las alumnas del Colegio Queen Anne en Reading, quienes traían puesto un uniforme rojo sangre, en 1998.

De osos a osos

Otra de las especialidades del duque de Edimburgo fue la biología, por lo que no perdió la oportunidad de brindar cátedra sobre el tema.

«Si tiene cuatro patas y no es una silla, si tiene dos alas y vuela, pero no es una aeronave, y si pasea por el mar y no es un submarino, los cantoneses se lo comerán.»
Dicho en una reunión del Fondo Mundial para la Naturaleza en 1986.

«Su país es uno de los más notorios centros de comercio de especies en peligro de extinción.»
Al aceptar un reconocimiento de conservación en Tailandia en 1991.

«No se están apareando, ¿o sí?»
Al ver a dos robots chocar entre ellos en el Museo de la Ciencia en el 2000.

«Los gatos matan muchísimos más pájaros que los hombres. ¿Por qué no tienes un eslogan que diga: “mata a un gato y salva un pájaro”?»
Al contarle sobre un proyecto para proteger a las tórtolas en Anguila en 1965.

Con esos amigos…

Un monarca benévolo, como nuestro príncipe, conoce a su pueblo y lo trata como merece ser tratado:

«En la educación, sí no es que en otra cosa, el escocés sabe lo que es mejor para él. En efecto, sólo un escocés puede sobrevivir a una educación escocesa.»
Dicho cuando fue nombrado canciller de la Universidad de Edimburgo, en noviembre de 1953.

«Hace unos pocos años, todo el mundo decía que necesitábamos más tiempo libre, porque todos estaban trabajando demasiado. Ahora que todos tienen más tiempo de ocio se quejan de que están desempleados. La gente no puede decidirse en lo que quiere.»
Un hombre sensible comparte su visión acerca de la recesión que sufrió Gran Bretaña en 1981.

«Mi hijo es dueño de ellas.»
Al preguntarle en un tour canadiense si él conocía las Islas Sorlingas.

Así nací y así me moriré…

Pero lo que un verdadero monarca, más aún, un verdadero hombre, tiene que demostrar, es el reconocer sus deficiencias:

«Nosotros no tuvimos consejeros corriendo por todos lados cada vez que alguien dejaba un arma, y preguntando: “¿usted está bien, está seguro que no tiene un terrible problema?” ¡Tú sólo seguías adelante!»
Sobre el problema del asesoramiento de estrés para militares, durante un documental de televisión que se proyectó durante el 50 Aniversario del Día de la Victoria sobre Japón, en 1995.

«Nunca he sido notablemente reticente en cuanto a hablar de temas de los que no sé nada.»
Dirigiéndose a un grupo de industrialistas en 1961.

«Me gustaría mucho ir a Rusia, aunque esos bastardos mataron a la mitad de mi familia.»
Cuando se le preguntó si le gustaría ir de visita a Rusia.

«Nos iremos a números rojos el próximo año. Probablemente tenga
que dejar el polo.»

Comentario hecho en la televisión estadounidense en 1969, acerca de las finanzas de la familia real.

«Sinceramente hubiera preferido mucho más quedarme en la Marina.»
Cuando le preguntaron qué sentía sobre su vida en 1992.

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Todas las frases presentadas fueron recopiladas del libro The Wisdom of
Prince Philip —La sabiduría del Príncipe Felipe
—(2015), de Anthony A. Butt,
y posteriormente traducidas por Arturo Gallegos García.

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