Brindemos por el amor, por la vida, por las palabras y por los sueños.
Brindemos por el 2015 que termina y por el 2016 que empieza y nos depara gratas sorpresas. Brindemos por la Marcha Radetzky que conmemora cada Año Nuevo. Brindemos por el día y por la noche, por «la felicidad de los otros» y por
la propia. Brindemos por las frases, las ideas, los dimes y decires, las curiosidades, las frases de película, las citas y las minificciones que pueblan de imaginación nuestro tiempo.
Brindemos por la historia, por la ciencia, por el lenguaje, por los datos inútiles, por la cultura que está en todas partes y no
sólo en los museos,
las bibliotecas y las
salas de concierto,
y que nunca antes
había estado tan
cerca. Brindemos por
la poesía, el cuento,
la etimología, el
sarcasmo y la «mala
leche», y también
por las inquisiciones,
las preguntas, las
búsquedas y el afán
de aprender.
Brindemos pues,
y no paremos de
brindar, que: «la vida es como una paleta helada, chupes o no chupes, se acaba»; brindemos de mañana, tarde
o noche, por el whisky, por el ron, por el gin, y por nuestro tequila, nuestro mezcal, nuestro bacanora y nuestro sotol. Brindemos en los barcos, cuando los bautizan y en las cantinas y en los bares y en las fiestas,
y con una coctelera o con un wódka como en Polonia. Brindemos como: Boris Vian, Kingsley Amis, José
José o como lo hacían los de la «generación perdida». Brindemos siempre sin ley seca, sin cruda y sin malacopa.
Brindemos y sigamos brindado, que la vida es una fiesta, una algarabía sin fin; brindemos siempre hasta que muramos
Brindemos…
Este mes en Algarabía 135 brindaremos por el alcohol: lenguaje universal.
- martes 1 diciembre, 2015
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