Si repentinamente, alguien te preguntara cuánto gastas en comida, ocio, ropa, transporte y un largo etc. Posiblemente no tendrías la respuesta exacta, ninguna una buena memoria es suficiente para recordar todo el dinero gastado en cosas que tal vez nunca necesitaste. Si no tienes idea de tus gastos actuales, no te preocupes, no eres el único al que le pasa.
Cuando se escucha el término de economía doméstica, sin duda, lo primero que se viene a la mente son los gastos que hacen las madres de familia para solventar las necesidades del hogar como la comida, los productos de limpieza, entre otros. Pero esta área no es exclusiva para las mujeres, ni mucho menos deben ser las únicas en administrar la que sucede con la economía de los hogares.
Cuándo nació la economía doméstica
Este enfoque de la economía no es nuevo, el término comenzó a surgir en los años 1800, aún no estaba planteado como lo que es hoy en día, pero desde ese entonces se empezaron a gestionar rasgos de una economía del hogar que debía estar administrada por las amas de casa, quienes debían proteger los sueldos de sus maridos para mantener el hogar abasteciéndolo de comida y otros suministros, además de cuidar y educar a sus hijos.
Para la primera década de 1900, el concepto comenzó a transformarse con la segunda ola del feminismo, en la que las mujeres pedían acceso a todos los niveles de educación, profesiones y el derecho al voto.
En esos años la química Ellen Swallow Richards reunió a diversas mujeres progresistas para fundar la Asociación Estadounidense de Economía Doméstica —ahora conocida como Asociación Estadounidense de Ciencias de la Familia y el Consumidor. En el sitio se llevaron a cabo distintas reuniones para integrar al plan de estudios de los cursos de cómo administrar el hogar.
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El plan servía para que más mujeres pudieran asistir a la universidad, ya que se les enseñaba a cuidar su hogar y a la familia.
Durante mucho tiempo la economía doméstica fue una materia exclusivamente para mujeres, lo que dejó a un lado la importancia que tienen todas las demás personas de la familia dentro de esta gestión, es indispensable que cualquiera sepa cómo alimentarse, mantener limpio el hogar e incluso ver por su salud y administrar todos sus recursos para un mejor aprovechamiento de los recursos.
Lo que debes saber de la economía doméstica
El concepto ha cambiado y ahora el campo de la economía se relaciona al entorno de la familia, el hogar y la comunidad, lo que creó otro término aceptado: Economía familiar. Aunque no cambia del todo, pues poco han cambiado los saberes que se enseñan, sólo que ahora el modelo intenta ser inclusivo.
Este modelo estudia a raíz y supervisa todos los aspectos del hogar, desde la educación, la limpieza, los alimentos y la higiene: analiza cómo todo esto influye en el desarrollo monetario de las familias. Se debe tener en cuenta todas las operaciones que se llevan a cabo, gastos e ingresos, para gestionar planes que permitan ahorrar e invertir más y mejor.
El hecho de tener una buena economía dentro del hogar suena laborioso, además se debe ser estricto y riguroso cuando se trata de comprar, por esta razón losmillennials son los que sufren más al intentar tener un futuro prometedor sin deudas, porque la enseñanza de la economía doméstica llegó muy tarde a sus vidas. Es mejor quedarse en casa de los padres hasta los 40 y así no tener que preocuparse por programar las compras del mes o tener que pensar en seguros de vida.
Es cierto que la economía mundial que vive esta generación es muy diferente a la que vivieron sus padres, así que no eres la única persona que no puede contabilizar sus gastos… pero, pensándolo bien, quizá sí debas comenzar a preocuparte.