EnFilme (@EnFilme) nos comparte una lista de diez artistas visuales que decidieron probar suerte como directores de cine.
En las primeras décadas del siglo XX, el cine —visto como producto de la modernidad y una forma de entretenimiento burgués— fue asociado a la producción industrial y a la diversión popular; características que se oponían a las principales tendencias del arte de vanguardia.
Los artistas, principalmente pintores, comenzaron a experimentar con nuevas técnicas radicales como una forma de negar las convenciones fílmicas que comenzaban a desarrollarse en la década de 1920. Además, como un medio tecnológicamente moderno, el cine les proporcionó una plataforma única para reflexionar y cuestionar la modernidad y sus avances.
Otros, inspirados por las teorías de la percepción y el tiempo en el arte, orientaron su mirada hacia el cine como nuevo soporte de experimentación visual para «crear y colocar cuadros en movimiento». Artistas como Hans Richter y Viking Eggeling ignoraron el desarrollo de un guión o la puesta en escena favoreciendo completamente la producción de animaciones abstractas basadas en figuras geométricas que convivían, se conjugaban y se desplazaban en pantalla.
Fernand Léger, por ejemplo, prefería colocar en primer plano objetos para indagar en torno a sus texturas, en lugar de crear narrativas; René Clair y Francis Picabia exploraron la edición como elemento de interrupción y confusión, negando así las estructuras narrativas del cine convencional, y exploraron nuevos encuadres y ángulos de cámara. Salvador Dalí, acompañado de Luis Buñuel, encontró en el cine un medio para continuar explorando la escritura automática, el método paranoico-crítico y el juego acción-repulsión que ya había desarrollado en el ámbito de la pintura.
El deseo de experimentar con otros medios y emplear otras disciplinas para continuar con las preocupaciones estilísticas y estéticas también se ha dado a la inversa; varios directores de cine como Josef von Sternberg, Alfred Hitchcok y Akira Kurosawa incursionaron en la pintura, más por una curiosidad personal que por una ambición.
Existen artistas multidisciplinarios que se nutren, crean y ejecutan las diversas artes para producir un objeto artístico; Jan Svankmajer o los hermanos Quay entienden la realización cinematográfica como un universo que involucra la producción de dibujos, pinturas, marionetas, vestuarios, espacios arquitectónicos, composiciones literarias y musicales. Y también están aquellos que provienen de una formación como pintores, pero que la mayor parte de su empeño creativo la han depositado en el cine; tal es el caso de Derek Jarman, Peter Greenaway y David Lynch.
Si bien puede haber decenas de artistas visuales que utilizan el cine como medio de exploración —tal vez en forma de instalaciones de video o cortometrajes—, hay una clara distinción entre ellos y un artista que emprende y logra el valiente salto desde el espacio de la galería o museo a la sala de cine. Muchos lo intentan y fracasan; los errores consisten en caer presos de sus propias ambiciones elaborando largometrajes demasiado abstractos, olvidándose del sentido narrativo y de transmitir un mensaje mediante otras convenciones que la audiencia tiende a exigir.
Los largometrajes poseen características específicas muy distintas a las que se requiere para producir y consumir una videoinstalación o un corto experimental; los filmes necesitan llamar la atención de la audiencia por un periodo prolongado, poseer personajes interesantes y atractivos, y retratar situaciones estimulantes haciendo uso de otros elementos que forman parte integral de un filme —iluminación, fotografía, sonidos, espacios—. Es una transición difícil, pero los diez artistas que enlisto abajo hicieron el intento —cada uno con distintos resultados— por dirigir sus propias películas.
1. Jean Cocteau
Francia (1889-1963).
Jean Cocteau es, quizá, el único artista del siglo xx que imitó el modelo de «hombre renacentista», interesado en abordar, con sumo rigor, una extensa área de saberes y disciplinas artísticas. Pintor, escultor, diseñador, novelista, dramaturgo, poeta, crítico y cineasta, Cocteau gravitó del pincel y la pluma a la cámara elaborando los más grandes ejemplos —junto a las obras de Buñuel— de cine auténticamente surrealista.
En 1930 dirigió su primera película, La sangre de un poeta, un comentario de su propia mitología privada. Cocteau narra, en una atmósfera de ensueño, el proceso de un joven poeta condenado a caminar por los pasillos de un hotel por haber cometido un crimen: darle vida a una escultura. Paralelamente, escribió lo que muchos consideran su más grande obra, La Machine Infernal, un tratamiento del tema de Edipo. Posteriormente continuó explorando motivos y temas mitológicos en sus filmes Orfeo (1950) y El testamento de Orfeo (1960). A lo largo de su carrera cinematográfica, Cocteau creó alrededor de 12 películas, entre las que destaca La bella y la bestia (1945). También incursionó en la música manteniendo una estrecha relación con el grupo de compositores denominado «Les Six». Otras colaboraciones artísticas incluyen el diseño de escenarios para el ballet de Darius Milhaud y Erik Satie, Le Boeuf sur le toit (1920), así como la realización de libretos para Igor Stravinsky.
2. Cindy Sherman
EE.UU. (1954- ).
Es considerada una de las artistas más influyentes e importantes del arte contemporáneo debido a su constante, elocuente y provocadora exploración en torno a la construcción de la identidad contemporánea a partir de las implicaciones de la representación visual y el abrumador universo de imágenes que se desprenden del cine, la televisión, las revistas, el Internet y la historia del arte.
Trabajando como su propia modelo durante más de 30 años, Sherman captura su imagen en una amplia gama de formas, personajes y posibilidades que devienen situaciones divertidas, críticas, inquietantes o grotescas. Para crear sus fotografías, ella asume varios roles —fotógrafa, modelo, maquillista, estilista, jefa de vestuario y diseñadora— y hábilmente, con el uso de pelucas, disfraces, prótesis y otros accesorios, altera su físico para ser una sirena, un payaso, una anciana, una señora de la alta sociedad, etc.
Los temas dominantes en la obra de Sherman son el artificio y la ficción; el cine y el performance; el horror y lo grotesco; los mitos y los cuentos de hadas; el género y la identidad de clase. Dirigir una película fue el siguiente paso para la prolífica fotógrafa: en 1997 dirigió Office Killer, una película de terror con dosis de violencia explícita y con una fuerte carga satírica sobre un empleado de oficina que mata accidentalmente a un compañero de trabajo.
3. Robert Longo
EE.UU. (1953- )
Robert Longo tenía 25 años cuando irrumpió en la escena artística de Nueva York con Men in the Cities, su icónica serie de 1983 que consistía en varios dibujos a gran escala, realizados con la técnica al carbón, representando a hombres de negocios posando en contorsiones extrañas y poco naturales.
La práctica del dibujo a gran escala y el desarrollo de una técnica renacentista —uso del claroscuro, aprovechamiento de la luz y la oscuridad como elementos principales— son el sello distintivo de Longo, además de su profunda capacidad de representar estados psicológicos complejos donde busca establecer un equilibrio entre lo personal y la carga social de las personas dibujadas.
Sus obras son imágenes construidas con una presencia física contundente; su intención es explorar el poder y la manera en que afecta los distintos niveles de vida. Longo ha dirigido un par de videoclips musicales, como «Bizarre Love Triangle» de New Order y «The One I Love» de r.e.m., y en 1995 realizó el largometraje de ciencia ficción Johnny Mnemonic, basado en un cuento de William Gibson y protagonizado por Keanu Reeves, sobre un hombre que posee un implante cerebral para trasladar información y se involucra en un enfrentamiento entre una compañía farmacéutica y la Yakuza.
4. David Salle
EE.UU. (1952- )
Perteneciente al arte posmoderno —movimientos y estilos que se desarrollan a partir de la década de los 70 como el neoexpresionismo o el simulacionismo—, el repertorio visual de David Salle se conforma a partir de pinturas y fotografías ya existentes. Basándose en los modelos y estilos de la historia del arte, la publicidad, el diseño y la cultura popular, Salle crea un conjunto de referencias múltiples que alude a los barrocos Velázquez y Bernini, al postimpresionista Cézanne, a Giacometti y Magritte, y al arte americano de la posguerra.
En 1995 fue invitado por Martin Scorsese para dirigir Search and Destroy, un filme sobre el fracaso, los deseos reprimidos y la intención de realizar una película como un negocio para salir de apuros económicos. Esta sátira sobre el sueño americano fue protagonizada por Griffin Dunne, y contó con las actuaciones de Ethan Hawke, Dennis Hopper, Christopher Walken, John Turturro, y Rosanna Arquette. El único filme de Salle —hasta la fecha— fue aclamado durante su presentación en el Festival de Cine de Sundance de 1995 y calificado como «un feroz rugido, a menudo exuberante, pero mordaz comentario sobre la vida moderna americana».
5. Julian Schnabel
EE.UU. (1951- )
Inspirado en artistas como Pablo Picasso y Jackson Pollock, el trabajo pictórico de Schnabel destaca por el empleo de colores brillantes y las gruesas texturas encima de los lienzos. En sus inicios, experimentó pintando sobre superficies poco convencionales —terciopelo, pieles de animales, lozas rotas— desafiando la moderación, racionalidad y orden del arte clásico. Su actitud barroca se reconoce en su amplia gama de fuentes —cristianismo, mitología clásica, libros infantiles, revistas contemporáneas— plasmadas en óleo o collage. Figuración y abstracción; elementos clásicos y neoexpresionistas conviven en su obra.
En 1996 escribió y dirigió su primer largometraje, Basquiat, sobre el artista neoyorquino Jean-Michel Basquiat, y en 2000 volvió a colocarse en la silla de director para trabajar con Javier Bardem y Johnny Depp en Before Night Falls, la película biográfica del escritor cubano Reinaldo Arenas. En La escafandra y la mariposa —Le scaphandre et le Papillon— (2007), ganadora del Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera, Schnabel experimentó con varios movimientos de cámara para conseguir que el espectador se colocara en la posición del protagonista, Jean-Dominique Bauby, un editor de moda que sufrió un derrame cerebral devastador y quedó completamente paralizado, pero que adereza su constreñida consistencia con cualquier estímulo exterior y vívidos recuerdos.
6. Tracey Emin
Inglaterra (1963- )
Ubicada dentro del grupo de los Young British Artists, Tracey Emin es la artista con mayor notoriedad sólo atrás de su colega, el mediático Damien Hirst. Basándose en experiencias personales, Emin retrata situaciones dolorosas con brutal honestidad y humor poético en una amplia variedad de medios, incluyendo pintura, dibujo, instalación, escultura y cine. Demostrando su capacidad para ser una narradora consumada, Emin involucra al espectador mediante una exploración franca de emociones universales.
Se trata de un arte confesional donde la artista revela detalles íntimos de su vida estableciendo una relación muy cercana con el espectador. En sus instalaciones, Tracey nos muestra su propia cama, en todo su esplendor embarazoso: colillas de cigarros tiradas, botellas de alcohol vacías, sábanas arrugadas y manchadas, y ropa interior sucia. Se trata de la sangrienta secuela de un ataque nervioso.
En 2004 contó con el apoyo de Michael Winterbottom para dirigir Topspot, filme sobre un grupo de adolescentes que crecen en la localidad costera de Margate, donde Tracey fue violada cuando tenía 13 años. Los seis personajes principales dibujan un panorama sombrío de las costumbres y la vida de los jóvenes en la antigua ciudad natal de Emin.
7. Shirin Neshat
Irán (1957- )
Artista iraní que a los 17 años fue enviada a ee.uu. a estudiar; la Revolución Islámica en 1979 le impidió volver a su país de origen por casi 20 años. Las primeras obras de Neshat fueron fotografías; Unveiling (1993) y Women of Allah (1993-1997) exploran las nociones de feminidad en relación con el fundamentalismo islámico y la militancia en su país natal. Posteriormente incursionó en el videoarte donde produjo obras con contenido abiertamente político.
En sus primeras videoinstalaciones —la trilogía que comprende Turbulent (1998), Rapture (1999) y Fervor (2000)— utiliza pantallas de video duales para retratar oposiciones abstractas que refieren al género y la sociedad, al individuo y al grupo, y también aluden a la condición restrictiva de las leyes islámicas relativas a las mujeres.
Neshat ha dirigido varios cortometrajes, entre los que destacan Illusions & Mirrors (2013), protagonizado por Natalie Portman. En 2009 realizó el largometraje Women Without Men —ganador del León de Plata en el Festival de Venecia—, adaptación de la novela homónima de la escritora iraní Shahrnush Parsipur, que narra cómo se entrelazan las vidas de cuatro mujeres en Irán durante el verano de 1953, cuando el gobierno británico decidió intervenir para derrocar a Mohammed Mossadegh. Un destacado thriller que aborda temas como los derechos humanos, el papel de la mujer en la sociedad y el valor simbólico del jardín en la tradición islámica.
8. Matthew Barney
ee.uu. (1967- )
Mientras vivía con su padre, jugaba futbol americano en el colegio; cuando visitaba a su madre, asistía a museos y galerías. Esta mezcla de deporte y arte lo motivaron a dedicarse a varias disciplinas artísticas —escultura, performance, video y cine— para explorar el tema del cuerpo. Su visión singular coloca como elemento primordial en su obra los rigores físicos del deporte y sus corrientes subterráneas eróticas para analizar los límites del cuerpo y la sexualidad. De esta manera, la obra del artista refleja su pasado como atleta, mientras que también está en sintonía con una nueva política y estética del cuerpo.
Creador de la ambiciosa serie de filmes Cremaster (1994-2002), Barney interpreta a diversos personajes como un sátiro, un mago, un carnero o un asesino, no sólo para representarlos, sino para desenvolverse en el terreno de lo físico como cada uno de ellos. Las acciones rituales de Barney se desarrollan en espacios híbridos, recintos alterados para dificultar el tránsito —por ejemplo el museo Guggenheim o un edificio de General Motors—.
El ciclo de Cremaster es sobre los ascensos y descensos, las repeticiones, los procesos y la búsqueda de resultados. El universo metafórico de Barney emplea la biografía, la mitología y la geología como modelos narrativos.
9. Sam Taylor-Wood
Inglaterra (1967- )
Artista visual británica dedicada a la fotografía y el video. Su obra examina la división entre ‘el ser’ y ‘la apariencia’; a menudo coloca figuras humanas —ya sea individual o colectivamente— en situaciones donde lo reflejado hacia el exterior y las sensaciones al interior están en conflicto. Su lánguido y silencioso retrato fílmico de David Beckham, por ejemplo —que fue filmado en una sola toma— ofrece una alternativa serena y apacible en oposición al ritmo acelerado y frenético que vive una celebridad frente a los reflectores. Para otra de sus obras, Crying Men, convenció a un grupo de actores, incluyendo a Daniel Craig y Jude Law para posar frente a la cámara mientras lloraban.
Taylor-Wood también ha explorado las nociones de peso y gravedad como en la serie de autorretratos Self Portrait Suspenden i-viii, donde aparece la artista flotando en el aire sin la ayuda de ningún apoyo visible. En 2009 realizó su debut como directora con Nowhere Boy, una biopic sobre los años de adolescente de John Lennon; un filme auténtico, ingenioso, con gran sentido visual y narrativo. Actualmente, la artista británica se encuentra en la postproducción de la esperada adaptación cinematográfica de la novela erótica Fifty Shades of Grey (2015).
10. Steve McQueen
Inglaterra (1969- )
Muchas de las obras de videoarte y videoinstalación de Steve McQueen impactan directamente en el movimiento, la dirección y la posición del espectador en el espacio. El artista británico propone una especie de ‘expanded cinema’ —cine expandido—, donde las proyecciones van más allá de los límites de la pantalla tradicional para incluir el cuerpo de los espectadores.
Estas obras ejercen una atracción ineludible, acercando al público a su dinámica, como en la fuerza radial generada en Static (2009): en una pantalla suspendida en el espacio, se proyectan las imágenes captadas por una cámara en movimiento circular alrededor de la Estatua de la Libertad, el espectador se ve obligado a caminar alrededor de esta pieza escultural para percibir la totalidad de la obra.
Sus amplios referentes visuales —el cine de Dziga Vertov, Buster Keaton, Robert Bresson y Andy Warhol; el videoarte de Dan Graham y Vito Acconci; y la fotografía de Man Ray y Alexander Rodchenko—, configuran un estilo basado en la manera de filmar directa y sin una duración determinada, y sus obras temáticamente remiten al sujeto, al tiempo de la vida y a la vulnerabilidad.
Su consciencia política y socialmente comprometida le valió el prestigioso Premio Turner 2009 en el terreno del arte con Deadpan y la Cámara de Oro 2008 en el ámbito cinematográfico con Hunger. En este filme, su debut como realizador, McQueen emplea una sobria puesta en escena y aprovecha los espacios minimalistas como elementos fundamentales en la composición de cada secuencia; Hunger es una meditación sobre la voluntad, la resistencia y el cuerpo humano como el último sitio de protesta.
En 2011 dirigió Shame, un complejo retrato sobre un adicto al sexo, y con 12 Years a Slave, sobre la esclavitud en ee.uu. durante le siglo xix, obtuvo el Oscar a Mejor Película en 2014.