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Diccionario de los políticos

por Juan Rico y Amat
Diccionario de los políticos

Cayó en nuestras manos este Diccionario de los políticos, que lleva como subtítulo «De las voces y frases más usuales entre los mismos, escrito para divertimento de los que ya lo han sido y enseñanza de los que aún quieren serlo».1 Las definiciones contenidas en este artículo fueron elegidas de la edición facsimilar del Diccionario de los políticos de 1855, publicada en México por el Banco Mexicano Somex en 1989.


Está formulado en un tono mordaz y satírico y, aunque fue escrito en la España de hace 159 años, muchas de sus referencias siguen vigentes en nuestro tiempo y territorio, por lo que compartimos algunas de ellas.

Antes de entrar en materia, el autor advierte que «al usar la palabra políticos en el título y cuerpo de esta obra nos referimos, como comprenderán nuestros lectores, a cuantas personas han vivido, viven y tratan de vivir de la política, tomándola como medio de medrar en la sociedad, comerciando vilmente con ella y explotándola para su provecho.» Comencemos, pues.

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Abusos. Yerba muy perjudicial que crece y se arraiga extraordinariamente en los campos de las gentes que mandan, aunque sea insignificante el mando que ejerzan. Es una planta que cría muchas y agudas espinas que lastiman la mano del desgraciado a quien se regalan.


Administración pública. Batiburrillo que nadie comprende; ni el administrador ni el administrado. Laberinto de órdenes y contraórdenes; decretos que establecen y decretos que derogan; disposiciones que crean una cosa y circulares que la destruyen enseguida.


Antecedentes. Páginas de la historia de los políticos. Si la historia es larga indudablemente se hallarán en ella muchas páginas manchadas; si es corta la mayor parte de sus hojas estarán en blanco. Cortas o largas esas historias no tienen generalmente muchas páginas bien redactadas.


Ascenso. El santo a quien rezan continuamente todos los empleados; no hay otro santo a quien se dirijan más oraciones que a San Ascenso.


Aspiraciones. Proyectos mal encubiertos de algunos políticos, dirigidos a alcanzar una elevada posición. El político de aspiraciones se da a conocer desde el primer día que sale a las tablas; aunque el papel que le repartan sea de criado, él lo representa con la dignidad de un primer actor.


Besamanos. Exposición pública de pavos reales.


Cabecilla. El político de cabeza ligera. Por eso se llama cabecilla; esto es, «cabeza pequeña», «de poco peso». Nace con las guerras civiles y se alimenta de sangre y contribuciones. […] Siempre empieza su carrera militar con el grado de comandante, que él mismo se confiere.


Candidatura. Primer escalón para subir algo en la sociedad; sin trepar por él nadie puede figurar entre sus conciudadanos.


Coalición. Reunión de perros y gatos con el objeto de atrapar un hueso.


Ciencia política. Esta frase no ha tenido uso jamás entre los políticos; como no ha existido nunca en sus corazones, sus lenguas no se han ocupado tampoco de ella.


Corrupción. Epidemia contagiosa que hace estragos horrorosos en el país de la empleomanía.


Diputado. Lo mismo que representante, esto es, «cómico». En la comedia política desempeña diversos papeles. Cuando hace la oposición es el tipo de la legalidad, de la moralidad, del desinterés, del patriotismo. […] El diputado ministerial
es el reverso de la medalla. Defiende y prohíja con el mayor calor todos los actos del gobierno, único que puede hacer la felicidad del país.


Disidentes. Los que por no alargar la mano a tiempo o por alargarla con anticipación se quedaron sin su parte en la distribución del botín.


Si deseas conocer más términos utilizados por los políticos, consulta Algarabía 116.

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