Un muerto es una tragedia. Un millón de muertos es una estadística.
— José Stalin
A lo largo de la historia han existido personas que se han adjudicado el derecho de dominar a sus semejantes y disponer de ellos, apoyados en argumentos como el designio divino, la pureza de sangre o el bienestar de las mayorías; en ese camino, cometieron atrocidades y asesinaron a miles… o a millones. El siglo xx tuvo su dotación de dictadores, muchos de los cuales opacarían a personajes sanguinarios como Gengis Khan o Atila. Éste es un atisbo —en estricto orden cronológico— a varios de esos dictadores y a detalles terribles y pintorescos de sus vidas y mandatos.
Iósif Vissariónovich Dzhugashvili «Stalin»
Fue hijo de un zapatero y una lavandera muy pobres. De joven adoptó el sobrenombre de Stalin —«acero»—, fue activista político y formó parte de la revolución bolchevique de 1917. Tras el triunfo de ésta, asumió el cargo de Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1922; dos años después, con la muerte de Lenin, consolidó un poder casi absoluto y gobernó con base en una política de terror hasta su muerte, asesinando a todos sus opositores en innumerables purgas.
Al frente de la urss, centralizó la economía, impulsó la industrialización y la colectivización de la agricultura, lo cual causó hambrunas y millones de muertes.
Benito Mussolini
«Il Duce», como él mismo se hacía llamar, fue hijo de un herrero y una maestra. Al ingresar a la milicia, destacó por su disciplina y valor. Al término de la i Guerra Mundial, decepcionado del socialismo, fundó los Fasci Italiani di Combattimento, que eran grupos armados que fueron la semilla del futuro Partido Nacional Fascista.
El fascismo italiano se caracterizaba por la creación de «un Estado todopoderoso que fuera la encarnación del pueblo» gobernado por una élite, la supresión de la democracia y la militarización del país.
Obsesionado con la formación de un imperio italiano, invadió Etiopía en 1936 y Albania en 1939. En la ii Guerra Mundial, Mussolini se alió con la Alemania nazi —y más tarde con Japón— para unirse a la guerra contra Gran Bretaña y Francia.
Francisco Franco
Gallego, hijo de un padre violento y una madre sumisa, «El Caudillo» siempre fue objeto de burlas y apodos por su corta estatura. A los 15 años ingresó a la academia militar de Toledo.
Fue herido en acción en Marruecos, y regresó a España con honores. A los 34 años, se convirtió en el general más joven de su época. En 1936 dio inicio la Guerra Civil Española, y Franco —que contaba con el apoyo militar y económico de la Italia fascista y la Alemania nazi— fue nombrado Jefe Supremo del bando sublevado y, poco después, se autoproclamó Jefe de Estado, cargo que desempeño hasta su muerte.
Su dictadura militar se caracterizó por la represión de los bandos opositores, la ausencia de partidos políticos y de elecciones, el control absoluto de la información y las restricciones a la libertad de expresión y de reunión.
Enver Hoxha
«El último sostenedor del verdadero marxismo-leninismo»: así se autoproclamo Enver Hoxha. En un principio, su más cercano aliado fue el mariscal Josip Broz Tito, presidente de Yugoslavia, y estuvo cerca de convertir a Albania en la séptima república yugoslava. Sin embargo, en 1948, rompió con éste porque «se acaba desviando del verdadero camino comunista». Después de eso, decidió imitar el modelo stalinista, estrechando relaciones con la urss y copiando sus instituciones, en especial la policía secreta.
Al morir Stalin, reprochó a Kruschev su alejamiento del verdadero camino comunista; rompió relaciones diplomáticas con la urss y formó una alianza con la China maoísta, «el último bastón del verdadero marxismo». La alianza persiguió ha a 1958, cuando China estableció relaciones con los ee.uu., y Albania se aisló del mundo, sumiéndose en la pobreza.
Consulta las historias completas de estos y otros dictadores del siglo xx en Algarabía 101.
