La imprenta: odisea de las letras
Desde el emprendimiento temprano del hombre en el camino del lenguaje surgió la necesidad de representar toda su actividad y materializarla en superficies en las que pudiera perdurar. Puesto que los progresos en el habla fueron lentos, lo fueron aún más en la escritura —que comenzó en el año 3200 a. C.—. Una vez establecido el manuscrito, se idearon formas para propiciar y acelerar la escritura, pero en el periodo que comprende de las pinturas rupestres a los primeros grabados, no hubo invención tan revolucionaria como lo fue la imprenta y la tipografía, entendida como el arte de imprimir y también como la diversidad en tipos de letra de imprenta.
Para entender su aparición, es necesario desempolvar el año de 1450 y la fotografía —imaginaria— de Johannes Gutenberg que, para fabricar sus tipos móviles, decidió imitar el estilo manuscrito de los copistas germanos de la época: la letra gótica o negra, para lo cual talló moldes de madera que le sirvieron para fundir los tipos con los que armó el primer libro impreso con tipografía: la Biblia de 42 líneas. Este incunabulum es un minucioso trabajo de técnica mixta, pues las capitulares se imprimieron en xilografía —grabado en madera— y los detalles fueron pintados a mano.
A partir de esta innovación, en las imprentas surgieron el arte de la tipografía y algunos nuevos oficios, como el de cortador de tipos, que era el encargado de pasar el diseño de una familia tipográfica del papel al molde. Un oficio sumamente importante , ya que de él dependían la precisión y calidad que le daban renombre a las casas de impresión. La imprenta de tipos móviles se difundía muy pronto por toda Europa, cosa que, sin duda, alarmó a los copistas que veían próximo el fin de su oficio. Algunos bibliófilos de la época despotricaron contra la tipografía, alegando que su calidad, inferior a la de la caligrafía, era indigna de pertenecer a sus bibliotecas, a tal grado la tipografía llegó a prohibirse.
Desarrollo tipográfico
Mientras que las ciudades alemanas y suizas desarrollaron y potenciaron el libro ilustrado, Venecia se distinguió por el desarrollo de la tipografía. Al parecer, Nicolas Jenson, (1420-1480) fue el primero en cortar tipos basados en la letra capital romana, familias que, en lo subsiguiente, serían denominadas humanísticas. Aldo Manuncio (1450-1515) creó la primera fuente itálica — es decir, inclinada— en minúsculas que imita la caligrafía comercial denominada cancelleresca. En su búsqueda de producir demasiado, Manuncio introdujo el libro de bolsillo y optó por ediciones económicas, sin lujos.
Geofroy Tory (1480-1533), inventó las capitulares móviles, las comillas, la cedilla y el acento. En ese tiempo, debido a la mala calidad del papel y la tinta, la parte blanca de las letras se perdía en la impresión, y los remates o patines se engrosaban al punto de dificultar la lectura, por lo que Claude Garamond diseñó tipografías —las garaldas— con una proporción más ancha de que la de las letras humanísticas e implementó también las letras mayúsculas oblicuas.
México, casa de la primera imprenta de américa
Durante 1539, en el recién descubierto territorio mexicano se estableció la primera imprenta en América, tuvo sede en la Casa de las Campanas —que todavía existe, bajo el cuidado de la Universidad Autónoma Metropolitana—. El primer centenario de actividades de imprenta aportó —en caracteres góticos mayormente— la cantidad de ciento ochenta obras, debido que el papel era escaso. De hecho, el primer molino que lo fabricara no se inauguró sino hasta 1580.
Ya en 1692, Luis XIV impulsó la Imprenta Real, para la que Louis Simonneau diseñó la tipografía Romain du Roi, con la que se inició el periodo de transición tipográfica. En esos momentos, Fournier intentaba estandarizar el sistema de medición de las letras; tras él, Didot hizo lo propio, de donde resultó el punto como unidad de medición.
Por su parte, John Baskerville se dio a la tarea de trabajar en el mejoramiento del papel que, en aquella época, era poroso y absorbía mucha tinta durante la impresión, por lo que le agregó un acabado de cal prensada y planchada, originando un papel terso que no absorbía tanto la humedad. También mejoró la calidad de la tinta, lo que le permitió que su tipografía fuera más fina y detallada en sus trazos: la Baskerville.
En Italia, Giambattista Bodoni, resultó ser uno de los tipógrafos más prolíficos, llevó al extremo la diferencia entre los trazos gruesos y delgados, utilizó patines con remates rectos del mismo grosor que el fuste delgado de la letra. A su muerte, su viuda publicó su Manuale tipografico, que fue la quintaesencia de la tipografía «moderna» de aquella época.
Fotolitografía
El siglo XIX representó una época de avances fundamentales, un boom que se suscitó por dos razones principales: la evidente mejoría en las prensas mecánicas y la litografía implementada desde 1798 por el alemán Alois Senefelder. Unos años más tarde, Luis Peitevin —en colaboración con el impresor Lemercier—, desarrolló la fotolitografía, que permitió por primera vez obtener varias copias de una imagen fotográfica y hacerlo de forma barata, además abrió camino para nuevas prácticas técnicas, como de la que surgió el Poster, en manos de Jules Chéret.
La industria continuó avanzando y la distribución en serie era el siguiente paso, ese que únicamente podría darse por la invención del linotipo, obra del relojero alemán, Ottmar Mergenthaler. Un sistema que simplificó y aceleró los procesos, además de bajar los costos.
Principios de la impresión offset
El siglo XX resultó igualmente —o tal vez más— sustancial, pues, utilizando placas de zinc y aluminio granulado, la estadounidense Ira Rubel aportó los principios de la impresión offset. Para 1907, fue presentada la primera prensa rotativa bajo ese sistema, que desde entonces se convirtió en el método de impresión más difundido. A raíz de esto, comenzó en México —y en muchos otros países— una disyuntiva entre tradicionalistas —como los encargados de publicar el libro La Universidad Nacional de México— y modernistas —como quienes dirigían la Revista Moderna—, este segundo grupo liderado por jóvenes elitistas de cuyos enfoques e ideas surgió el diseño gráfico como licenciatura —1968—.
Fotocomposición, gran avance de los años 80
Al llegar la década de los 60, había aparecido la fotocomposición controlada por computadora y ésta dominaría el mercado hasta los años 80, solo derrocada por la idea ostentosa de las computadoras personales y la configuración interactiva de teclado y pantalla —y la novedosa posibilidad que brindaba de revisar la captura sobre el monitor, realizar los ajustes de formato correspondientes y cerciorar la impresión—
Entrando en materia diremos que la evolución de la tecnología permitió que la forma de producir y reproducir la tipografía no solo avanzara en calidad, sino que tuviera una diversidad estilística que desembocó en la existencia de alrededor de quince mil tipografías distintas, como las muy famosas Helvética y Arial.
Por otro lado, el desarrollo del internet ha dado paso al desarrollo de tipografías «seguras», es decir, familias que se despliegan con la misma eficacia —y que luzcan bien— en las distintas plataformas computacionales. Hablo, claro está, de las screen fonts, como la Verdana, que es la protagonista en la mayoría de las páginas de internet.
En la actualidad, las computadoras e impresoras, cada vez más pequeñas y de mayor calidad, han facilitado la vida de diversos profesionistas y de las personas en general. Imprimir un libro, una tarea, un proyecto, una tarjeta, una fotografía familiar o los momentos más divertidos de tus vacaciones y hasta una pintura es cada vez más sencillo y preciso con la nueva HP Deskjet 3775, la impresora «todo en uno» más pequeña del mundo. Además, puedes guardar todas tus experiencias con momentos HP. ¡Tus recuerdos ahora siempre presentes con impresoras HP!
De esta manera, el proceso que se realizaba en la antigüedad se quedó justo ahí, en el pasado, pues ahora ya no necesitamos la participación de diferentes personas y técnicas para imprimir cualquier cosa que desees, sólo necesitas una computadora conectada a tu impresora HP Deskjet 3775. ¡Así de sencillo!
Es increíble el largo camino que diferentes personas han tenido que recorrer, como si se tratase del traslado del fuego olímpico, que si bien dará paso a un gran acontecimiento, unos años más tarde se ha de reubicar en un lugar desconocido, tal como el futuro de la tecnología.